Agustín S. M., que desde el lunes se sentaba en el banquillo de la Audiencia Provincial, acusado de matar y descuartizar a su pareja en Cartagena, pedía ayer perdón a la familia de la víctima y a continuación reiteraba lo que lleva diciendo durante todo el proceso: que él desmembró a Lola, pero que no la mató, sino que la encontró muerta en la casa de Barrio Peral que compartían.

El hombre hacía este alegato horas antes de que el jurado emisiese el veredicto. Lo hacía este jueves por la tarde, tras pasar unas horas deliberando. Por unanimidad, consideran que es culpable de haber matado a la mujer y de haber troceado su cuerpo. Y también por unanimidad establecen que no ha lugar al idulto.

Admitió que la descuartizó con "un serrucho de mecánico y un cuchillo normal de cocina"

«Lo siento mucho; de corazón, estoy muy arrepentido. De homicidio me declaro inocente, del desmembramiento de cuerpo, culpable», insistía Agustín, antes de que los miembros del jurado se retirasen a deliberar.

La Fiscalía tenía claro que este hombre tenía que pasar 15 años en la cárcel por haber dado muerte a su pareja y cinco meses más por profanación de cadáver, y fijaba indemnizaciones a los seis hermanos y tres hijos de la víctima por valor de 231.000 euros.

Un cadáver en el frigo

El juicio arrancó el lunes en la Audiencia Provincial de Murcia con la declaración del acusado, quien aseguró que encontró muerta a su pareja y que, por «miedo, pánico», decidió descuartizar el cuerpo y meterlo en dos bolsas de plástico que introdujo en un arcón frigorífico. Pasados «cuatro o cinco meses», siempre según su versión, los depositó en dos contenedores. El cuerpo de Lola Sandoval, ciezana y madre de tres hijos, nunca ha sido encontrado. 

Agustín fue detenido hace casi tres años, y lleva desde entonces en prisión por orden de un auto dictado por el Juzgado de Instrucción número 1 de Cartagena y ratificado por el Juzgado de Violencia sobre la Mujer.

Según el escrito del Ministerio Público, este vecino de Cartagena tenía una «relación de dominación» sobre la mujer, «hasta el punto de aislarla paulatinamente de su familia e impedir que la misma se relacionara con su entorno». Algo que él niega, aunque el jurado lo considera probado, por unanimidad. 

«Por más vueltas que le he dado a la cabeza, no le encuentro la explicación; y a lo mejor, en el resto que me queda a mí de vida, no se la encuentro», declaró el hombre para intentar explicar por qué no llamó al 112 cuando halló a Lola. Añadió que la descuartizó con «un serrucho de mecánico y un cuchillo normal de cocina». «Primero la cabeza, después los brazos, las piernas... saqué el tronco hacia el patio y lo partí en dos veces», detalló.