Desafíos electorales

Pactos imposibles que complican la solución a la sequía

Los expertos alertan de que el centro del país sufrirá más las restricciones de agua por la falta de capacidad para desalar y los partidos abogan por acuerdos que permitan aprovechar más los recursos y la reutilización

La sequía es un problema acuciante en España.

La sequía es un problema acuciante en España. / Fernando Montecruz

Borja Campoy

España es un país que presenta enormes desigualdades en cuanto a sus recursos hídricos, con un norte en el que abunda el agua y un sureste, principalmente, en el que la escasez es la tónica general y que pone en grave riesgo a la conocida como “huerta de Europa”. Con todo, los expertos señalan que Madrid y el centro de la Península son las zonas que más riesgo presentan a la hora de experimentar los daños de la sequía, ante su falta de capacidad para desalar el agua del mar. En cuanto a los trasvases desde las grandes cuencas, como las del Duero o el Ebro, hay poco optimismo, dada la dificultad que han representado los acuerdos entre gobiernos autonómicos, incluso del mismo signo. Pese a ello, las principales formaciones que concurren a las elecciones del 23J abogan por los pactos, que en ocasiones se antojan imposibles, y hay partidos que los incluyen en sus programas electorales.

La oferta de agua que dependa de las precipitaciones, la que se acumula en ríos, embalses o acuíferos, cada vez es más pequeña, sobre todo en el centro, sur y este español, con la zona cantábrica como excepción. Por eso en las propuestas de los partidos cada vez se opta más por la incorporación de nuevos recursos, procedentes de la depuración y la reutilización y del uso de la desalación y de las aguas fluviales. En este contexto, también se recoge el aprovechamiento del agua de las tormentas, cada vez más frecuentes entre prolongados periodos de sequías, para destinarla al baldeo de calles, la limpieza de parques y jardines o el riego de campos de golf. “Toca ser imaginativos porque el contexto climático es bastante desfavorable”, sostiene el director del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante, Jorge Olcina.

Los trasvases

En cuanto a los trasvases, se considera que mantener los vigentes ya sería un logro, ante un escenario en el que el agua en las cabeceras de ríos como el Tajo o el Júcar empieza a ser deficitaria ante el descenso de las precipitaciones. “Nuevos proyectos de trasvase o recuperar el del Ebro es poco factible por la coyuntura climática y política, porque el enfrentamiento es cada vez mayor entre los dos grandes partidos”, añade Olcina. En las zonas de litoral cada son más los territorios que riegan con agua desalada y la tecnología permite que los costes vayan a la baja, con la incorporación de energías alternativas como la solar.

Las proyecciones climáticas señalan que las precipitaciones serán cada vez más irregulares. El área mediterránea, conectada al mar, no tendrá dificultades de abastecimiento. El gran problema está en el centro peninsular, dependiente del agua de lluvia y sin capacidad para instalar desoladoras. “La única fuente es la reutilización de las aguas depuradas y las administraciones tienen que ser conscientes de que urge incorporarlas al esquema hídrico de nuestro país”, concluye Olcina. En una línea similar se pronuncia el catedrático universitario Joaquín Melgarejo, que forma parte de las listas del Partido Popular al Congreso y que habla de la importancia de la economía circular en el sector del agua: “La regeneración de las aguas tratadas, la captación de nutrientes y la autosuficiencia energética son fundamentales”.

Las propuestas electorales de los partidos

En cuanto a las propuestas que ofrecen los partidos para lograr una mayor optimización de los recursos hídricos y paliar el efecto de la sequía, desde el PSOE se señala que se defiende el agua “como un recurso valioso ante la emergencia climática” y se apuesta por “seguir invirtiendo en la modernización de los regadíos y el diseño de una estrategia de financiación e implantación de energías renovables en el regadío”.

Un pacto nacional por el agua, basado en acuerdos y en el consenso entre el Gobierno y las autonomías es una de las grandes apuestas del PP. La estrategia de los populares también pasa por un Plan Nacional de Infraestructuras Hidráulicas y un Plan Hidrológico Nacional. “El último es de 2001 y, 20 años después, es necesario un nuevo plan. Hay que eliminar la rivalidad territorial, porque no conduce a ninguna parte”, apostilla Melgarejo.

En Vox también abogan por un Plan Nacional del Agua que permita hacer frente a la sequía, a la vez que se rechazan otro tipo de medidas, de carácter más restrictivo, como pueden ser las de limitar el consumo doméstico o controlar la apertura de piscinas en la época estival. La formación ultra también rehuye de lo que denominan como “políticas de consenso pogre” que, a su juicio, se ponen en marcha para construir el “discurso distópico del cambio climático”.

Por último, algunas de las propuestas que incorpora la coalición Sumar en este terreno pasan por blindar el acceso al agua potable como derecho humano, la creación de unidades especializadas de apoyo a las administraciones para el asesoramiento en la gestión directa del ciclo urbano del agua, la renovación y ampliación de las redes de abastecimiento, alcantarillado y depuración o el aprovechamiento sostenible de lagos, zonas húmedas, aguas costeras y acuíferos.