Cehegín celebró el festejo taurino en honor a su patrona. Más de 1.500 personas en la plaza. Diego Urdiales se presentó en Cehegín dejando la estela de torero sobrio, con su primero, que tuvo salida contraria, apenas se pudo lucir con el capote pues el toro era «retardao», y con la muleta igual, tuvo que meterse en los terrenos del toro para robarle un par de tandas por pitón. Entró a matar, pinchando y dejando estocada al segundo intento. Silencio y pitos al toro.

Mala también en su segundo, parado, rebrincado y mansurrón, por lo que no estuvo cómodo en ninguna suerte, no dándole opción al lucimiento a pesar de intentarlo con mucha entrega y valor. Aplausos.

Antonio Puerta saludó a pies juntos a su primero para lancear con gusto y temple recibiendo los primeros olés de la tarde. Apenas dejó picar al toro, para realizar un quite por chicuelinas. Se desmonteró Carlos Pacheco tras dos soberbios pares. Con la muleta, Puerta ligó varias tandas con gusto y torería que hicieron recordar al Puerta de los triunfos en Murcia y Abarán. Cerró de estocada trasera, consiguiendo dos trofeos.

Puerta aún se pregunta por qué le devolvieron su segundo toro. Fue una tímida protesta del público que se arremolina alrededor del famoso pino. En su lugar salió el sobrero, anovillado y que tampoco dio opción al ceheginero, que fue aplaudido al terminar por la entrega y voluntad que derrochó.

El sevillano Pablo Aguado lanceó bien a su primero, dejando dos verónicas para el recuerdo. En banderillas se desmonteró Diego Ramón Jiménez. Aguado es un torero que coge una lata de cerveza, la coloca en la arena y hace un redondel de ella, allí mete los pies y torea sin sacarlos del círculo, desparramando un toreo ágil, alegre, hondo y de sabor muy aplaudido por el respetable. En la suerte suprema se «atascó», con dos estocadas, levantando por dos veces sus peones al toro al apuntillar. Recibió dos avisos estando a punto de sonar el tercero. Aplausos a toro y torero, que saludó desde los medios.

En su segundo, Aguado bien con el capote y en la muleta volvió a demostrar la suavidad y temple que tiene tirando del toro por ambos lados, y eso que se quedaba corto y no llegó a descolgar, en tandas de bella ejecución. Concluyó de entera muy trasera y usando un golpe de verduguillo. Dos orejas tras aviso.