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La importancia de la educación para la salud

La importancia de la educación para la salud

La importancia de la educación para la salud

La Opinión

La Opinión

La OMS define la salud como el «estado de bienestar físico, social y mental, así como la capacidad de funcionar en la sociedad y no sólo la ausencia de enfermedades». Esta visión de salud integra tanto el nivel individual como el social, siendo una responsabilidad de todos: personal de sanidad, biólogos, psicólogos, orientadores, profesores, familias, alumnado. En un centro educativo, todos los integrantes de este tienen responsabilidades al respecto.

Así pues, podemos entender la educación para la salud como aquel tipo de educación que repercute positivamente en el desarrollo integral y tiene como objetivo primordial que el alumnado alcance un estado de bienestar tanto físico como psicológico, formando personalidades responsables y autónomas en la gestión de la propia salud.

La actual modificación de la Ley de Educación, LOMLOE (2020), en su artículo 19 sobre principios pedagógicos, expone:

«Se trabajarán la igualdad de género, la educación para la paz, la educación para el consumo responsable y el desarrollo sostenible y la educación para la salud, incluida la afectivo-sexual. Asimismo, se pondrá especial atención a la educación emocional y en valores».

Dentro de esta educación para la salud se establecerán una serie de contenidos, como la higiene personal, la alimentación sana y variada, el ejercicio físico, el cuidado del medioambiente como mecanismo para albergar un contexto seguro y saludable, la sexualidad, el descanso y el abuso de sustancias, como temas principales. Todos estos elementos pueden trabajarse desde la etapa de Infantil hasta Bachillerato. Centrándonos en la etapa de Infantil, veamos estos elementos de manera más detallada:

Higiene personal. Será importante enseñar a lavarnos la cara, cepillarnos los dientes, mantener la ropa limpia y aseada. Esto se logra a través de juegos, cuentos, canciones y del modelado, es decir, desde el aprendizaje vicario observando al adulto realizando la tarea.

Alimentación sana y variada. Enseñar los alimentos de temporada; desarrollar el sentido del gusto probando distintos alimentos con una gama amplia de sabores y texturas. Aprender los colores junto a alimentos saludables.

Ejercicio físico. A través del juego y de actividades que fomenten la psicomotricidad podemos trabajar la lateralidad, el esquema corporal, la respiración, el tono muscular y la relajación.

Cuidado del medioambiente. Aprender a reciclar reconociendo cuáles son los diferentes colores de los cubos de basura; enseñar a reutilizar cartones y plásticos para crear utensilios.

Sexualidad. Los más pequeños han de diferenciar lo privado de lo íntimo y de lo público. Distinguir entre desconocido, familiar, amigo y qué está permitido y qué no con cada uno de los roles. Conocer las partes del cuerpo.

Descanso. Trabajar la higiene del sueño, creando un ambiente en el aula de descanso y relajación con música adecuada y bajando la iluminación. Para despertar iremos poniendo una música más alegre que marque el cambio de rutina.

Abuso de sustancias. En educación infantil hemos de hacerles entender la diferencia entre producto saludable y tóxico.

Por último podemos valernos de diferentes efemérides utilizando fechas destacadas. 1 de diciembre: Día Mundial del SIDA; 10 de diciembre: Día de los Derechos Humanos; 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer; 7 de abril: Día Mundial de la Salud; 5 de junio: Día Mundial del Medio Ambiente.