De vuelta

Gaza y Nigeria

Santiago Delgado

Santiago Delgado

En Gaza, la irresponsable e inútil, pretensión israelí de exterminar por completo a Hamás produce muertos y muertos inocentes tras cada día de guerra. Las armas de guerra no logran rescatar a los rehenes que la inhumana cobardía de los sangrientos fanáticos de la Media Luna gazatí esconde a los tanques y a los misiles de la Estrella de David. Exterminar por completo a Hamás es imposible porque los niños huérfanos que producen hoy, ¿qué otra cosa serán mañana, sino nuevos guerrilleros más llenos de odio que sus padres muertos? 

Pero el supremacismo teológico israelí no concibe otra cosa que el desfile por Jerusalén o Tel Aviv con los dirigentes de Hamás aherrojados, o muertos, delante, y el cortejo de los rehenes liberados detrás, entre vítores y aclamaciones al tipo César en Roma cuando el Imperio. 

Cuánta estupidez en esos propósitos de rendirse a la inevitabilidad de la guerra, por una y otra parte. Y qué parvo y obsoleto se queda anatematizar con la palabra genocidio a uno y otro contendiente. Sí, Hamás atacó primero, pero no el pueblo de Gaza; aunque sea, que lo es, soporte de la tiranía bélica y teológica (otra vez el palabro) de las milicias con cerebro de heces y ametralladora en los brazos. Nefasto símbolo fálico que les lleva a la muerte, que confunden con el Paraíso. 

Y los otros, que no creen en otro designio que el que preconiza que su Dios es el primero de todos y el más auténtico, y que eso les da derecho a desconocer la letra de las disposiciones de las Naciones Unidas que les dieron patria. Ellos dicen que les devolvió. Su derecho al suelo de Israel, dicen, no viene de la ONU, sino de la Biblia. No se fundan en derecho, sino en Teología, dicho está.

Pero, ¿y Nigeria? En Nigeria van ya más del doble de muertes, a cuchillo y bombas, con más niños que en Gaza. Y los muertos son cristianos, exclusivamente cristianos. Los asesinos, musulmanes, exclusivamente musulmanes. Pero nadie lleva un ataudito blanco con una cruz igualmente blanca, a ningún parlamento europeo, grande o pequeño. Los cristianos no cuentan como carne de genocidio. Esa es la norma. La norma mayoritaria de los medios de masas. Cosas de África, parece que piensan con un racismo de fondo espantoso. Las víctimas que, estúpidamente, produce Israel sí cuentan. Son las únicas que cuentan. Los del fusil ametrallador como símbolo fálico que decíamos antes, esperan a que las endebles iglesias de palos y cañicas estén llenas los domingos, para ir y perpetrar su matanza. Pero los titulares son para las penalidades de Gaza. 

Ya digo, las victimas cristiano-nigerianas por ir a misa son el doble de las de Gaza, pero esto de las cifras es igual. Cuenta que hace falta un tribunal, independiente y acaso inoperante, sí, pero éticamente efectivo, internacional, que, al modo que el Tribunal Russel de antaño, ponga en el banquillo a los generales israelíes, impotentes para liberar a sus rehenes, y a los bandidos nigerianos, y a los de heces en el cerebro de Gaza, juntos, codo con codo y escuchando la voz de la razón humana que los condenaría a todos, y los podría en el verdadero plano de igualdad que merecen.

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