Limón&Vinagre

Miguel Ángel Tellado: Ni piedad ni perdón

En política, como en la vida, más vale hablar claro y con todos que jugar con eufemismos siempre arriesgados

Tellado, portavoz del PP en el  Congreso, en una de sus  dependencias.

Tellado, portavoz del PP en el Congreso, en una de sus dependencias. / Alejandro Martínez Vélez / Europa Pres

Josep Cuní

La misma mañana que el PP había decidido anunciar sus enmiendas a la totalidad a la ley de amnistía, el despertador le sacudía con la noticia que confirmaba su reunión con Junts antes de la investidura fallida de Núñez Feijóo

Agosto de 2023. No era una novedad pero sí la oficialización en toda regla de lo que había trascendido en su momento y se había querido diluir entre extraños y alambicados comentarios que buscaban instalar la duda. La que ambas partes mantienen acerca de quién propuso y quién aceptó la cita. Que el pacto fuera imposible no rebaja la relevancia del hecho. Para ninguno de los dos.

Tampoco esto debería sorprendernos. En política, como en la vida, más vale hablar claro y con todos que jugar con eufemismos siempre arriesgados. Solo que la inconveniencia de la doble exposición que se ha mantenido evidencia un síntoma de contradicción que lejos de remitir, se expande. Y aunque sea un imposible, el deseo de amnesia colectiva sobre todo lo que oficialmente no interesa que se recuerde sigue estando ahí. 

Leyendo después la contrapropuesta legal -parece que poco constitucional- de disolver partidos que promuevan declaraciones de independencia o referéndums ilegales se hace inevitable concluir que cuando no se consigue el objetivo perseguido lo mejor es actuar en sentido contrario con la mayor contundencia posible. Solo teórica, obviamente. En eso el PP es referente. 

Durante el Gobierno de Aznar se mandó a una delegación de alto nivel a Suiza para negociar oficialmente con ETA. «Siempre tendré una actitud de generosidad, de mano tendida y espíritu abierto para consolidar las posibilidades de paz», afirmó el entonces presidente. 1999. 

A las pocas horas de no conseguir lo pretendido sus interlocutores eran detenidos. Política de palo y zanahoria que suele aplicarse cuando se considera al contrario el mal necesario que obliga a hacer de la necesidad virtud.

Miguel Ángel Tellado Filgueira (Ferrol, 21 de febrero de 1974) tuvo que lidiar con la contradicción rebajando aquella cita inoportuna a nivel de un simple café. Como si en torno a la taza solo se pudiera hablar de vaguedades y la política no se sirviera de su simbolismo para avanzar en excitantes aventuras.

Verbo contudente

La irónica reducción demuestra que el actual portavoz popular en el Congreso no es persona que se amedrente ante una incomodidad. Al contrario. De trayectoria tan corta como contundente es su verbo, Tellado ya consiguió sacar de sus casillas a un veterano Xosé Manuel Beiras que acabó expulsado del pleno del Parlamento gallego. Ninguna contemplación hacia el venerable político al que había elogiado pocos años antes. 

Fue en los inicios de su andadura profesional como periodista radiofónico en la emisora municipal de Fene, localidad de marcado acento nacionalista gallego que el universitario había respirado. 

Otros tiempos, sí, y el hombre que después supo leer los vientos de sus posibilidades, cambiar de intereses ideológicos y prosperar en los terrenos de la derecha a ritmo vertiginoso vivía todavía el fulgor de la juventud. Aquella etapa sobre la que los progres reconvertidos ironizan diciendo que si a los 20 años no eres de izquierdas no tienes corazón, y si a los 40 no eres de derechas no tienes cabeza. 

Y lo justifican no como una falta de coherencia sino como una razón de practicidad. 

Personal, por supuesto.

Suscríbete para seguir leyendo