Noticias del Antropoceno

El 'Aseites', un empresario cartagenero ejemplar

Alfonso Torres.

Alfonso Torres. / L.O.

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Se llama Alfonso Torres y le llamaban el ‘Aseites’, un mote nada despectivo (a mí me llamaban ‘Benito’ por el gato de voz aflautada de la serie Don Gato) porque algunas veces, cuando estudiaba en los Maristas aparecía en clase con manchas de aceite de las motos que le gustaba manejar y reparar. Lo conocí hace cuarenta años, más o menos, cuando contactó con mi agencia de publicidad, entonces Tam Tam, para organizar la campaña de lanzamiento de la discoteca Trips. Como yo era un veinteañero, muchos de los clientes de mi incipiente negocio, a costa de mi hígado, pertenecían al ramo hostelero, como el pub Rockefeller o más adelante La Calle. 

La verdad es que, sin desmerecer al resto de mis clientes del sector, Alfonso, acompañado entonces por su socio Evaristo, impresionaba por su lucidez y por su capacidad de organización, rasgos que hasta entonces ingenuamente yo consideraba casi incompatibles con dedicarse al negocio de la farándula nocturna. Él lo tenía meridianamente claro: su modelo eran las exitosas de Ibiza y eso no se iba a poder implementar sin esfuerzo duro y sin una inversión en marketing y publicidad importante. Empapelamos entonces la ciudad con una críptica frase: «Este verano comienza la era Trips» con lo que se llama ahora una estrategia ‘teaser’ dado que nadie sabía lo que se escondía bajo ese nombre. Fue un placer trabajar con Alfonso y su socio, y tuve la oportunidad de aprender cómo se dirige un negocio de hostelería de forma seria y rigurosa.

Después de un paso también brillante por la promoción inmobiliaria, de la que se retiró en el momento justo para no sufrir lo más duro del estallido de la burbuja, y de múltiples aventuras por su compromiso filantrópico con un proyecto africano, Alfonso parece ahora de nuevo cúspide de la ola con otro formato de Trips en La Manga y Al Viento en el puerto de Cartagena, una demostración de su creatividad y espíritu de resiliencia. En el año 1986 me nombraron Joven Empresario de Cartagena, pero confieso que nunca le he llegado a la altura de los zapatos al ‘Aseites’.

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