Mamá está que se sale

Isabel

Elena Pajares

Elena Pajares

Ando detrás de ver la serie de Isabel la Católica. Cuando la ponían en la tele, yo estaba en lo peor de la maternidad y no vi casi nada salvo algún capítulo suelto, encima a trozos, y ahora que quiero ver algo chulo con mis hijos, que podamos ver todos, y de paso que tenga algún provecho, me parecía una cosa muy apropiada. Sin embargo, era una de esas cosas apropiadas pero pendientes, que vas dejando y ni mucho menos te quitan el sueño. De hecho, Cristina quería ver La Casa de Papel, y empezamos a verla el otro día. Le voy saltando partes que no me siento cómoda viéndolas con ella, pero no quiero que se pierda ese pedazo de serie ni los giros que va dando la historia. Ni acordarme de Isabel.

No me preguntes cómo, alguien me ha hablado de Adivina quién viene esta noche, la peli de Katherine Hepburn y Spencer Tracy, y mi mente ha volado de nuevo a la serie de Isabel. ¿Por qué las he asociado? Pues ni idea. La mente tiene cosas sorprendentes, y quizá lo que yo sufro sea Alzheimer. Pero quizá sea que la peli, que por cierto no dejes de verla, trata sobre la sorpresa que se llevan unos padres cuando aparece su hija única diciendo que se va a casar con un hombre que ha conocido hace quince días, veinte años mayor que ella y con un drama personal a cuestas tremendo. Pero lo importante no es eso, sino que resulta que es negro. Hombre, a su favor hay que decir que era Sidney Poitier, no un negro cualquiera.

La película es una reflexión bestial sobre lo que supone el amor, el matrimonio, el enamoramiento, la entrega, y un sinfín de cosas que entiendo que no te apetezcan para después de comer, pero el trasfondo increíble de la historia es que en Estados Unidos en aquellos tiempos (finales de los 60), algunos estados aún prohibían el matrimonio entre blancos y negros. Y eso era un verdadero problema para la pareja en ciernes. No era una cuestión de racismo, sino de legalidad, porque estaba penado incluso con la cárcel. Por lo demás, el novio era culto, guapo, bueno, se ganaba bien la vida y reunía todos los atributos que cualquiera desearía en un futuro marido, pero las leyes americanas de entonces estaban por encima de todo eso. Aunque te parezca mentira, en el país de las oportunidades, hasta finales de los sesenta no se despenalizó el matrimonio interracial. Increíble.

Y por eso me he acordado de la serie de Isabel. Aquella reina adelantada a los tiempos en todos los sentidos, no sólo fomentó el mestizaje entre españoles e indígenas, sino que prohibió la esclavitud y declaró súbditos de la Corona de Castilla de pleno derecho a todos los indígenas americanos. Impulsó la evangelización, sí, por algo era ‘la Católica’, pero también la transmisión de la cultura y del idioma castellano, al mismo tiempo que se protegía el legado cultural indígena. Sin ir más lejos, en el siglo XVI ya había innumerables universidades a las que naturalmente podían acudir los negros, los blancos y los mestizos. Y en ellas se podía estudiar lenguas indígenas, ya que la cultura original de aquellos pueblos se respetó del mismo modo que se hacía en la península, donde han convivido históricamente cristianos, judíos y musulmanes.

Está claro que hubo abusos, pero el avance cultural de Latinoamérica, con la reina Isabel al frente, no tuvo nada que ver con la evolución de los indígenas en la parte del norte.

Así que voy a ver si quien viene a mi casa esta noche es Isabel, y se nos pega a todos algo de aquella mujer.

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