Dos veces breve

Una experiencia contra el tiempo

Pedro de Silva

El arte, como otras cosas que nos añaden surcos a la grabación, se lo juega todo en el último minuto, al borde ya de lo que haya tras la ‘realidad’. Más acá está lo consabido (que también tiene derechos) y más allá tanteos del pie en el aire con riesgo de caída al vacío. En el caso de los artistas plásticos españoles, un recorrido por ese borde durante los últimos 70 años es posible ahora gracias al felicísimo empeño del Centro Niemeyer de Avilés, que ha logrado reunir una selección significativa de participantes en la Bienal de São Paulo en ese periodo, en una exposición prorrogada hasta febrero. El recorrido es susceptible de múltiples lecturas. Las mías decantan en una sensación de quietud, paradójica suma de los desasosiegos buscados por los artistas: una vez compactados los años (o plegados en un desplegable) las expresiones de arte tan verdadero definen un espacio sacro, intemporal.

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