Con el título de Mujeres del 27. Antología poética la veterana colección Austral ha dado a conocer un nutrido florilegio de poesía escrita por mujeres contemporáneas de la célebre generación del 27. Se ha ocupado de la selección y del estudio preliminar el profesor José Luis Ferris, de la Universidad Miguel Hernández, que elabora una interesante reflexión sobre la decepcionante situación histórica que ha mantenido durante años en el olvido a un buen número de escritoras, ocultas por el indudable prestigio de sus contemporáneos componentes de la nómina nuclear del 27, desde Pedro Salinas a Luis Cernuda, pasando por Jorge Guillén, Gerardo Diego o Federico García Lorca, sin olvidar a Vicente Aleixandre o a Rafael Alberti. Todo surgió, como es bien sabido, en el momento en que Gerardo Diego, en 1932, decide reunir su célebre antología de poetas contemporáneos en la que no incluyó a ninguna mujer, aunque, en la segunda edición, la de 1934, ya integraba a dos: Ernestina de Champourcín y Josefina de la Torre.
Pero lo cierto es que, como se ha demostrado recientemente, eran muchas las mujeres que escribían y publicaban libros de poesía en aquellos años estelares entre 1920 y 1936, y los trabajos y antología de algunas estudiosas avanzadas como Pepa Merlo, o los estudios exhaustivos de algunos jóvenes investigadores, como Fran Garcerá Román, ya habían puesto de manifiesto que tales escritoras merecían un reconocimiento y una recuperación, que la historia literaria y el canon establecido les habían negado.
Y lo que Ferris logra en esta antología es, a través del estudio preliminar, poner al día el estado de la cuestión, y, a continuación, elegir a dieciséis de estas poetas para mostrar en su antología textos muy representativos y desde luego de mucho interés y calidad. Aunque antes, en la introducción, ha recordado que son más de cien las mujeres, cuyo nombre recoge, que publicaron libros de poesía en aquellos años, y que Fran Garcerá había identificado y censado con detenimiento en su tesis doctoral de 2018, consultable en los repositorios de la Universidad de Valencia.
Las dieciséis elegidas por Ferris son Lucía Sánchez Saornil, María Luisa Muñoz de Buendía, Rosa Chacel, Concha Méndez, María Cegarra, Margarita Ferreras, Cristina de Arteaga, Elisabeth Mulder, María Teresa Roca de Togores, Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre, Carmen Conde, Ana María Martínez Sagi, Marina Romero, Josefina Romo Arregui y Manuela López García, a las que acompaña María Teresa León con un único poema y con fragmentos en prosa de algunas de sus obras. En total diecisiete escritoras de más de un centenar, nacidas entre 1895 y 1910.
En 1934, el mismo año de la segunda antología de Gerardo Diego, se dio la extraordinaria circunstancia de que fuera de España se publicaron tres antologías de poesía española contemporánea, las de Prampolini (Milán), Souvirón (Santiago de Chile) y Mathilde Pomès (Bruselas). La de Souviron acogía a una mujer, Josefina de la Torre, mientras que la de Pomés solo a dos: Josefina de la Torre y Carmen Conde. Los demás recopilados eran los poetas del grupo nuclear del 27. Tendrían que pasar muchos años, y muchas vicisitudes y circunstancias para que las poesías de estas mujeres fueran acogidas en diferentes antologías que irían apareciendo en los años del franquismo y posteriormente, pero sin mención alguna que las relacionara con el marbete de la generación del 27, como muy bien recoge Ferris. Todo así hasta que en 2010 y en 2022 aparecen los libros de Pepa Merlo Peces en la tierra (Antología de mujeres poetas en torno a la generación del 27) y Con un aire de luna. Diálogo de voces femeninas en la primera mitad el siglo XX, aunque ya en 1999, Emilio Miró había publicado una Antología de las poetisas del 27, que solo recogía a Concha Méndez, Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Josefina de la Torre y Carmen Conde.ç
Bienvenida sea en todo caso esta selección en donde encontramos a nuestras dos grandes escritoras de la región de Murcia, María Cegarra y Carmen Conde, y admirablemente representadas por poemas muy significativos de sus trayectorias, que ponen de relieve su categoría y calidad dentro del conjunto. De María Cegarra recuerda Ferris el éxito de su primer poemario, Cristales míos, y su relación con Miguel Hernández, que tanto admiró en ese libro sus poemas «rociados de pólenes de las minas y el corazón, sumergidos en melancolía, mar y soledades». De Carmen Conde destaca Ferris que protagonizó en 1944, junto a Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, «la avanzadilla de ese aliento trágico, diferente, existencial, neoexpresionista, que marcaría toda una década y que la escritora continuaría de inmediato con otros libros considerados capitales».