DIVINAS PALABRAS

¡Camada de vívoras!

Bernardo Pérez Andreo

Una voz grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos»

Evangelio del segundo domingo de Adviento. A. 04-12-2022.

El tiempo de Adviento está determinado por dos momentos de la vida de Jesús: su propio nacimiento y el comienzo de lo que conocemos como «vida pública». Se trata del tiempo que nos va llevar a la Navidad, pero también nos prepara para acoger el mensaje y proyecto de Jesús, que es lo que realmente fundamenta el cristianismo. Que Jesús naciera no es un hecho importante en sí mismo, lo hace importante las circunstancias que lo rodean. El Evangelio de Marcos, el primero que se escribió, y el de Juan, el último, nada cuentan sobre el nacimiento de Jesús. Son Mateo y Lucas, de manera independiente, quienes nos lo cuentan, probablemente porque se trata de una tradición oral que les ha llegado de manera autónoma a cada uno de los redactores.

Lo que sí es fundamental para el cristianismo es la «vida pública» que comienza en todos los evangelios con el anuncio de Juan el Bautista, un profeta que se inserta en la línea de los profetas de Israel, por eso Mateo lo vincula con Isaías. Juan es aquella «voz que grita en el desierto: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos»». La misión de Jesús está preparada desde el Antiguo Testamento, desde toda la historia de Israel. Él es quien va a liberar al pueblo de las ataduras de la opresión y el pecado. Por eso, Juan dice al pueblo que él mismo no es quien ha de venir, vendrá otro tras él que sí será el enviado definitivo pues «yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí… os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

La situación social y política de la Palestina del siglo I está marcada por la opresión romana, la injusticia social y las enormes masas de pobreza y desesperación. Ante esto, Juan el Bautista propone una conversión radical rubricada con un bautismo para el perdón del pecado. Es una última oportunidad para el pueblo, aunque no va dirigida a todos por igual. Cuando Juan ve venir a la élite judía los enfrenta: «¡Camada de víboras!». La élite no puede fingir buscar la conversión mediante un acto externo como el bautismo; debe dar frutos de conversión como abandonar su posición de dominio y unirse al pueblo en la conversión radical. Este mensaje de Juan no será el que adopte Jesús, pues él vendrá con un anuncio de salvación y alegría: «convertíos y creed en la Buena Noticia», la buena noticia de que Dios está de parte de los pobres y oprimidos. La imagen del Portal de Belén, con unos pobres dando a luz en un cobertizo, entre el calor de los animales y con la pleitesía de los pastores, es la más potente muestra de lo que supone el anuncio de Jesús. Eso es lo que celebramos en Navidad.

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