La Opinión de Murcia

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Tribuna libre

Respuesta a Isabel Franco: totalmente inasumible

El pasado martes 28 de junio, a instancias del Ministerio de Derechos Sociales, se aprobó el acuerdo que detalla los mínimos requisitos que tendrán que cumplir la residencias de mayores y los servicios de dependencia, con el apoyo de diez comunidades y ciudades autónomas y el voto contario de las nueve restantes, entre las que se encuentra la nuestra, la CARM.

En este sentido quisiera analizar los comentarios, que sobre el acuerdo más arriba citado, recogieron diferentes medios a la titular de la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, doña Isabel Franco Sánchez, en el sentido de que «(…) este modelo nos debe parecer bien porque es el ideal hacia el que debemos ir, es un modelo óptimo, una declaración de intenciones sobre cómo se debería trabajar, aunque tuvimos que votar en contra porque no se le dota económicamente de presupuesto, lo que supondrá un encarecimiento muy importante de las plazas».

En primer lugar, señora Franco, sin utopías no se habrían conseguido ningún avance social, ni posiblemente un sistema democrático y representativo que permite que personas como usted ocupen un cargo público de tanta responsabilidad.

En segundo lugar, si tan deficitario y costoso es el dotar de suficientes medios materiales y humanos a las residencias de nuestros mayores, ¿por qué representan un negocio muy apetecible para los Fondos de Inversión, grandes fortunas o el sector financiero?

Las investigaciones llevadas a cabo por el periodista Manuel Rico y otros (Paulo Pena , Nico Schmidt y Harald Schumann) nos muestran un negocio realmente lucrativo ya que el rendimiento medio se acerca al 5%.

Pero, señora Franco, al parecer existen otros modelos alternativos y no necesariamente más caros. En Noruega no renovaron las adjudicaciones concedidas a empresas privadas, caso de Oslo, Bergen y Stavanger ya que las empresas privadas son buenas para la sociedad pero «(…) son peligrosas cuando gestionan centros asistenciales (…), al fin y al cabo su principal objetivo es obtener beneficios para sus propietarios, no gestionar servicios sanitarios y asistenciales ni contribuir a una sociedad sostenible». En algunos gobiernos provinciales de Austria las residencias de mayores solo pueden ser gestionadas por empresas sin ánimo de lucro pues «(…) el principio de maximización del beneficio no tiene cabida en este ámbito tan sensible». En Portugal, el Estado no financia residencias privadas directamente.

En tercer lugar, señora Franco, cuando la política social es un continuo lamento que se traduce en «no tengo fondos» demuestra poca capacidad de gestión, ya que si contáramos con los recursos deseados, cualquier persona medianamente responsable podría prestar servicios de una calidad inmejorable.

Dejar caer en la inanición a entidades como el IMAS, cada vez menos dotado de personal suficiente, podría justificar en un futuro la privatización de todo el sector.

En cuarto lugar, la calidad en la asistencia a los usuarios de la residencias no pueden realizarse contrarreloj. Despierte con amabilidad a una persona que, muy a menudo se encuentra desorientada. Prepare ropa, toallas, pañales, empapador, esponja, palangana personalizada, agua templada, proceda a retirar los protectores de la cama, baje la barandilla, lave la cara delicadamente con la toalla, el resto del cuerpo con esponjillas, realice el aseo más íntimo, seque todo el cuerpo, dé crema, ponga parches, pañales, hidrate espalda, codos, piernas, brazos, avise a enfermería si es preciso realizar curas, vista al usuario en la cama. Prepare la silla o sillón para sentar de manera adecuada. Prepare arnés para levantar, coja la grúa, enganche al arnés y coloque en el asiento. Termine de peinar, ponga colonia, limpie y ponga la dentadura postiza y por fin desplace al salón para dar el desayuno. Todo en diez minutos para que resulte rentable el negocio. La conclusión es que se cosifica a la persona, que deja de serlo para convertirse en un objeto de una cadena de montaje.

La iniquidad consiste en hacer el mal siendo consciente de ello. Como sabe, Giovanni Pico de la Mirandolla, en su Discurso sobre la Dignidad del Hombre señalaba que el ser humano es el único creado que goza de libre albedrío y por ende puede decidir elevarse a la categoría de ángel o descender a la de bestia. ¿En qué lugar se sitúa usted?

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