Hay criaturas acechando en el exterior de la casa. De noche las oímos cuchichear, aunque a veces son más ruidosas. Hemos intentado sorprenderlas asomándonos de golpe por la ventana, pero se esconden a tiempo y nunca logramos ver cómo son. Aunque ya no nos dan miedo, sí resultan molestas, y a menudo bajamos las persianas para no oírlas. Aparecen sólo en mis sueños, pero con tanta frecuencia que no puedo jurar que sean imaginarias.