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Mamá está que se sale

Elena Pajares

Carne de mi carne

En este mundo virtual en el que estamos entrando, ya no hace falta gastarse las perras en vallas publicitarias, ni rotular buses urbanos para que se hable de tu producto. Hay que ahorrar y aprovechar el poder y la velocidad que tienen las redes.

Si no, que se lo digan a Burger King. Esta pasada Semana Santa retiraron una campaña, supuestamente polémica, tras haber cumplido con creces sus objetivos: llegar a un gran número de potenciales clientes, lograr que se hablase de su producto, y todo ello ahorrando al máximo en costes. Al retirarla, Burger King manifestaba que nunca fue su intención ofender a nadie. Yo les creo. Y creo también que redactaron ese comunicado, de supuestas disculpas, llenos de satisfacción por el éxito de su publicidad. Encima con coste cero.

Estoy segura de que la intención de la campaña iba en la dirección, precisamente, de decir ‘tururú’ y dejar que las redes y los desocupados compulsivos hicieran el resto. Las marquesinas en las que salía la publicidad, yo no he llegado a verlas. Me han llegado las fotos directamente al móvil. Consistía en citar la frase evangélica «Tomad y comed todos de él», seguida por «que no lleva carne» para promocionar las hamburguesas veganas, o vegetarianas, o lo que sea que esté ahora de moda.

Citar una frase del Evangelio, precisamente la de la consagración, es una falta de respeto, sí. Grande. Pero sinceramente, ofende quien puede. Es verdad que de un tiempo a esta parte está de moda hacerse el gracioso con temas que puedan resultar ofensivos y luego decir que no hay que tener la piel tan fina y que hay que ser tolerante. Y con la excusa de la tolerancia hay que tragarse tanques. Pero esta campaña, a mí en particular, ni me ofende ni me hiere la sensibilidad. Me puede parecer de mejor o peor gusto, pero no me identifico para nada con los que querían compararla con las viñetas sobre el Islam y Mahoma que costó la vida a los dibujantes de Charlie Hebdo.

Yo he visto transexuales vestidos de Virgen María, besándose y haciendo gestos lascivos asquerosos con otros hombres que iban ensangrentados y con corona de espinas en la cabeza, como Jesucristo, bailando por las calles el Día del Orgullo Gay. Eso sí me parece una ofensa, hecha con el único ánimo de profanar imágenes sagradas y de herir sensibilidades, sin más recorrido ni intención que esa.

Pero citar una frase evangélica para decir que la hamburguesa no lleva carne no me parece para tanto. Hasta tiene un punto ingenioso. Y, por cierto, quizá sea verdad que esas hamburguesas no llevan carne, ni las veganas ni las normales. Y no pasa nada, y todos lo sabemos.

En fin, que empiezo a estar cansada de tanto postureo del personal, con tal de generar un post que tenga repercusión. El éxito de Burger King ha sido conocer el ansia humana de tener notoriedad, aunque sea haciéndose el ofendido.

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