Los futuros acontecimientos electorales disparan la proliferación de encuestas demoscópicas. Partiendo de la base de que las estadísticas no sustituyen el veredicto de las urnas, encuestas y resultados electorales tienen en España últimamente dos cosas en común: que no dejan de sorprendernos y que durante el transcurso de unas elecciones a otras siempre se habla de don José Félix Tezanos, presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas(CIS).

Todos los barómetros electorales recientemente publicados en diferentes medios de comunicación, realizados por solventes agentes demoscópicos, indican cómo la ascensión de PP y Vox sitúa al primero como ganador y la suma de ambos en el entorno de la mayoría absoluta parlamentaria de 176 escaños en el Congreso de los Diputados.

Bueno, todos no, todos menos el CIS de Tezanos, que en su última encuesta revela que el PSOE sigue sacando más de seis puntos al PP, con lo que este organismo estatal se asemeja cada vez más a la ficticia aldea gala que allá por el año 50 a.C. no claudicaba ante Roma ni ante César y sus legiones; y su director, el señor Tezanos, al personaje estrella de las historietas cómicas satíricas de Astérix Le Gaulois.

Tezanos puede acertar, como acertó al diagnosticar los resultados de las elecciones generales de abril de 2019, y errar, como erró estrepitosamente en idénticos comicios repetidos en noviembre de ese mismo año.

No obstante, presumo que la ‘cocina’ del CIS aporta a la marmita que cuece su sondeo una variante oculta que no pone de relieve en la encuesta pero sí traslada a las cifras diagnosticadas.

Estaríamos ante lo que los entes demoscópicos denominan como ‘estadística bikini’, de la que Winston Churchill dijo: «Muestra datos interesantes, pero esconden lo realmente importante».

Tezanos, sin exponer su análisis, pero aludiéndolo, sabe que en las próximas citas electorales va a ser determinante el principio físico de los vasos comunicantes de Blaise Pascal: «Cuando dos recipientes están unidos por un tubo, el líquido se nivelará entre ellos hasta estar a la misma altura, con independencia de su tamaño».

Si trasladamos este experimento físico a los próximos procesos electorales españoles y contemplamos que existe un flujo constante de votantes del PP a Vox, que parece no va a detenerse, entenderemos que los vasos comunicantes de la derecha española tienen una tendencia a nivelarse que, con la ley D’Hondt en la mano, sistema electoral asumido por nuestra Ley orgánica de Régimen Electoral General 5/85, de 19 de junio, podría pasar factura al PP.

Es mi opinión, pero estoy convencido de que el señor Tezanos, tal y como decía Churchill, ha escondido lo más importante consciente de que la derecha española está rota y no tiene fácil remiendo, que los acuerdos PP-Vox llegarán tras los comicios, como exigen la mayoría de sus militantes y simpatizantes, eventuales votantes, pero no antes, por lo que estimando la teoría de los vasos comunicantes de Pascal vaticina un nuevo triunfo del PSOE.

A quienes corresponda les sugiero que no escatimen esfuerzos, diálogos y consensos, internos y externos, para que no nos veamos otra vez abocados a contemplar el terrible panorama del presidente del Gobierno de nuestro país cautivo de los que no quieren a España durante cuatro años más.

Tras el análisis efectuado, como cada vez que me sumerjo en los diagnósticos del CIS, termino recordando a Groucho Marx cuando al referirse a una bella mujer manifestó: «Ha sacado toda la belleza de su padre, es cirujano plástico». Menos mal que no se refería a Pedro Sánchez.

Quiero creer que siendo las encuestas importantes y sus aciertos y errores muy comunes, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que aquella imaginaria aldea gala no es España, ni Tezanos es Astérix, ni hay más César en el asunto que ocupa este artículo de opinión que el pueblo español, que desde 1977 ha votado al centro, a la izquierda y a la derecha porque los pueblos no son de centro, ni de izquierda ni de derecha, sino libres, y cada cierto tiempo deciden libremente.