Vaya susto me llevé el pasado domingo. Estaba disfrutando del relax cuando oigo que a las once horas el presidente del Gobierno va a dar una declaración institucional. Ya está, todos confinados. O quizás nos va a recomendar que nos compremos candiles de aceite para iluminar esta Navidad, dado que el precio del kilovatio-hora va a superar los mil euros. Me siento expectativo, y un poco asustado, a ver la televisión. Efectivamente, comparece ante todos nosotros. Vueltas por aquí, vueltas por allá, ya viene la noticia, pensaba yo. Pues no, se marcha tan tranquilo, anunciando que el miércoles va a haber una reunión de presidentes/as/es, de las Comunidades. Pues nada, falsa alarma. Solo era para que sepamos que está siempre pendiente de todos nosotros/as/es.

Ya más relajado, elucubro sobre las expectativas para esta Navidad acerca que el Consejo General del Poder Judicial siga o no secuestrado, según un vocal del mismo., Y es que desde hace tres años que debería ser renovado, ahí está como la puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo, sin poder hacer cosas tan importantes como nombrar magistrados del Tribunal Supremo, y los presidentes de los Tribunales Superiores de Justicia y de las Audiencias Provinciales. Y visto, el adelanto de las elecciones convocadas en Castilla y León, y posiblemente en un futuro también en Andalucía o Valencia, se hacen más imposibles los acuerdos entre partidos, para la renovación del Consejo. Dicen los cronistas que el desánimo, el pesimismo, la resignación o el aburrimiento reina entre dichos vocales. Y, lo que es peor, lo que sobrevuela por encima de todo eso es la falta de respeto a un poder del Estado por parte de los otros poderes que no son capaces de ponerse de acuerdo para dos cosas: primera, renovar de una vez al CGPJ, y por otra, y de forma simultánea, reformar la ley para que esta dejadez no vuelva a suceder. Y la única forma sería que la elección de sus representantes se realizara por los propios representados, como en cualquier casa de vecino, y no por tercero, que en este caso son los partidos políticos.

Mientras tanto, las salas de lo contencioso-administrativo de los Tribunales Superiores de Justicia de las CCAA van de cabeza en estas fechas reuniéndose de forma urgente, e incluso declarando hábiles días que no lo son en un principio, para dar respuesta a las peticiones de los Gobiernos de las mismas, en relación a autorizaciones para restricciones de derechos de los ciudadanos, y así evitar el bochorno sufrido por este país cuando el Tribunal Constitucional, bastante tarde, por cierto, anuló por ilegal los dos confinamientos mandados por el Gobierno central, que se saltó todas las formas legales.

Unos Consejos de Gobiernos de las autonomías piden que se vuelva al toque de queda; otros que se restrinja el aforo en bares y restaurantes, espectáculos públicos y locales de ocio, y otros que se exija un pasaporte covid para entrar en lugares públicos. En fin, restricciones que van desde el libre deambular por la calle o entre Comunidades, provincias o municipios, hasta necesitar un pasaporte para ejercer tus derechos ciudadanos.

Así se nos presentan estas fiestas. Eso si con suerte has podido celebrarlas con tus seres queridos, porque esta sexta ola que viene con resaca y va chupando para sí a muchos de esos familiares con que tradicionalmente cenabas y comías. Todo sea por la salud, colectiva e individual. A pesar de todo ello, feliz Navidad para todos ustedes y no olviden que salvo la salud todo lo demás son zarandajas.