La Navidad es milagrosa. Eso todo el mundo lo sabe, aunque solo sea porque nos sentimos más cercanos que nunca con los que ya no están entre nosotros. Pero lo que nunca imaginé es que una comunista de pro, y por tanto atea de convicción, se acercara tanto a lo que no cree, como para visitar y llamar al papa Santo Padre, como si de una ferviente católica se tratase. Dicen los mentideros que Yolanda, a la sazón vestida con traje pantalón y chaqueta negra, con camisa blanca ‘pussy bow’, con connotaciones feministas, se gestionó ella solita, con la ayuda de Carmena, su visita papal, sin el conocimiento de Moncloa hasta quince días antes. Es decir, se fue de visita a un Jefe de Estado, que imagino eso será solo para ella, y no el papa (perdón, el Santo Padre) haciendo un mutis por el foro a Sánchez. Todo, con la única finalidad de exponerle las medidas que el Gobierno español está adoptando contra la crisis.

Han coincidido en que el trabajo debe ser decente y es necesario disponer de marcos legislativos que prioricen al trabajador como mejor herramienta de inclusión social. El empleo debe tener derechos y ser de calidad y las democracias más sanas son las que tienen trabajos robustos. Ni Rosa Benito lo hubiera dicho más claro con Sonsoles Onega. Cuarenta minutos duró esa entrevista, de la que la vicepresidenta, por respeto al papa, no quiso desvelar el contenido en su totalidad. Aunque parece ser que aprovechó la ocasión para decirle que, aunque las cifras del paro no son aún buenas, sí son mejores que con el PP. Yolanda le regaló al papa una estola de plástico reciclado y bordada por las carmelitas descalzas de Alcalá de Henares y una edición de Follas Novas de Rosalía de Castro. Libro que los gallegos llevaban a Argentina cuando emigraban en la década de los 60.

Como diría mi literato Paco Primo (idem, Francisco Primero) cualquier cosa escrita por Rosalía merece ser leída y regalada. El papa le correspondió con una pregunta sobre cómo se encontraba Carmen Calvo. Qué detalle, aunque haya dicho que a España no vendría, porque no es una plena democracia, que dicen que dijo (como diría Bosé) el argentino. Si a eso se le añade que da una entrevista a Évole, en la también dejan a España muy bien, perdóneme papa Francisco, Santo Padre, que no sea santo de mi devoción, quizás porque había puesto muchas esperanzas en su aperturismo inicial, que por ahora se ha quedado en eso, en una entrevista insólita y un recibimiento muy emocionante, a nuestra presidenta (vice, solo por ahora). Estoy totalmente de acuerdo en que el trabajo dignifica, en que la estola bordada por las monjas dichas estaba fabricada con polímeros procedentes de descartes de plásticos, en que Follas Novas es un libro a leer, en que el papa reciba a tirios y troyanos o católicos y ateos, pues hasta el momento de la muerte se pueden convertir. Pero lo que ya me chirría no un poco sino un mucho, es que tenga ese concepto de España, que no se quién le habrá asesorado tan acertadamente, y reciba al presidente del gobierno (durante menos minutos que a Yolanda, por cierto) y a la vicepresidenta, y no le hagan cambiar su opinión. Así que, si no quiere venir a España, a lo mejor nos ahorramos pleitos posteriores como los nacidos por la visita a Valencia de su predecesor.

Hay que creer en la Navidad y sus milagros. De ahí, a que Yolanda asista este año a la misa del gallo y que se haga la reforma laboral antes de las uvas, hay un paso, también milagroso.