En su último artículo, Ángel Montiel hablaba del factor humano para entender que el servicio de autobuses entre Lorca y Murcia funcionase de alguna manera, pese a la desorganización de los que deberían de organizarlo. 

 Pues bien, gracias también al factor humano, la sanidad pública murciana funciona con la dignidad que se espera de ella. Porque los gestores de esta sanidad pública parecen hacer lo imposible porque esto no sea así, teniendo en cuenta las decisiones que está tomando el Gobierno de la Región en cuanto a los sanitarios, pese a la necesidad que de ellos existe, considerando que el Covid continúa entre nosotros con gran virulencia. 

Pero pese a esto, nuestros gobernantes han ofertado 364 plazas de formación especializada en la convocatoria 2021-2022, lo que supone el primer descenso en los últimos seis años. Sí, son tres plazas menos de las ofrecidas el pasado año, pese a la que está cayendo en la sanidad. Y aunque el Partido Popular se empeñe en culpar siempre al pregonero (tradúzcase por Gobierno central) de todos los males que aquí ocurren, lo cierto es que, en este caso, no pueden colar dichas acusaciones si tenemos en cuenta que el BOE (Boletín Oficial del Estado) publicaba el sábado la orden por la que se convoca la mayor oferta de plazas de formación sanitaria especializada, alcanzando las 10.634, lo que supone un incremento del 3,8% respecto a las plazas ofertadas en la anterior convocatoria, mientras que en Murcia, se reducen cuando más se necesitan. Y si tenemos en cuenta también, el Real Decreto 1474/2001, de 27 de diciembre, sobre traspaso a la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia de las funciones y servicios del Instituto Nacional de la Salud. Es decir, este Gobierno tiene las competencias de Sanidad, y aunque se empeñen sus voceros, no se puede continuar culpando al Gobierno central; en este y otros temas, porque suena a chiste o a pura incapacidad para gobernar. 

Que la viceportavoz del Partido Popular en la Asamblea Regional, Mari Carmen Ruiz Jódar, nos salga diciendo sobre este asunto que «en la Región de Murcia no hay falta de planificación por parte del Gobierno regional, sino absoluta ausencia de implicación y compromiso del Gobierno de España», es de aurora boreal, por no decir algo más fuerte, si tenemos en cuenta también que, según consta en el Colegio de Médicos, se han ido, entre 2020 y hasta septiembre de 2021, 232 profesionales a otras regiones del país y 14 al extranjero, ante la falta de perspectivas laborales que padecen aquí. 

Pues bien, teniendo en cuenta el empeño que los rectores de la sanidad pública murciana parecen poner en que ésta se deteriore cada vez más para fortalecer la sanidad privada; algo que hemos de denunciar, también es justo que destaquemos ese factor humano al que nos referíamos al comienzo de este artículo y que la semana pasada percibí de manera especial en el llamado Centro de Especialidades El Carmen, donde la profesionalidad de médicos, enfermeras y auxiliares se hace patente en la manera de atender a los enfermos. En la forma de recibirlos, en la preocupación que les muestran. Y en ese ayudarse mutuamente entre profesionales para que el paciente se sienta cómodo desde su llegada, donde es atendido por alguien que aunque no pertenezca a la consulta a la que va se encargará de entregar su informe a no importa qué otro colega. 

Esto lo advertimos allí en Otorrino, pero suponemos que en otras especialidades ocurrirá igual. En otras también podremos encontrarnos con doctoras que aunque no se llamen Aída, a auxiliares que no se llamen María José, tendrán en cuenta el factor humano en Medicina, porque cada paciente  requiere la comprensión de este concepto por parte del médico; de los sanitarios en general, a los que tanto debemos ahora, y a los que algunos Gobiernos tanto están maltratando.