No, no se trata de un evento más para celebrar el VIII Centenario del nacimiento de Alfonso X el Sabio, el primero de los murcianos. Antes había mursíes. O sí se trata de un evento más del VIII Centenario; igual sí. Verán, sucede que los bachilleres que poblamos el viejo caserón del río, hoy Instituto Cascales, y que un servidor, modestia aparte, ha novelado, dimos en juntarnos al borde de la jubilación de casi todos. Ocurrió en 2009, cincuenta años de aquel Primero de Bachillerato, bajo el mandato de don Rafael Verdud. Me acuerdo que surgió entre Antonio Frutos y un servidor. Entre ambos nació la idea, y él, un relaciones públicas de excepción, fue llamando uno por uno a todos. Sucedió en el recital de Marie Keyrouz, en Las Anas, y en mayo del 2010 éramos casi ochenta a celebrar en festivo ágape el acontecimiento.

Bueno, pues desde entonces todos los martes nos vemos a tomar el café del jubileta. Hablamos de fútbol, de política, de viejos recuerdos, antiguos lugares y todo eso propio de nuestra edad y condición. Ah, y quiniela, que no falte.

Bien, pues en el último convite, alguien propone hacer una Orla de AlfonXinos, así, con equis mayúscula en medio. Cunde la idea, y otro alguien se presta a compilar las fotos de los compadres. Y, entonces, el gran Enrique Castillo comenta que será la primera orla en la que figura, ya que prefirió, motu proprio, cambiar de aires, y ponerse a trabajar antes de concluir el instituto, cosa que hizo hasta la edad de jubilación.

Y, entonces, la orla adquiere un nuevo y hermoso significado. Ya no es orla académica, ni de Universidad, ni de instituto. Es la Orla de AlfonXinos, sin más. Y no es que ocurra que quienes estudiamos hagamos universitarios de honor a los que no fueron a las aulas últimas. Es más bien al revés, quienes curraron desde el principio nos hacen Curritos de Honor a los que pudimos estudiar porque ellos, con su parte alícuota de aportación al Estado, lograron que éste pudiera sufragar el gasto que generábamos quienes poblábamos las aulas de La Merced y otros Campus. Las tasas universitarias nunca llegaron al 10% del coste total.

Unos trabajaron y otros crearon empresas, y todos soportaban, como la base de los castellers catalanes, a los que ascendíamos a licenciaturas y doctorados. Pero no es, no será, ni una cosa ni otra. Serán las dos. Y la orla será una patentización de la hermandad de aquella promoción del 59, que entró en el Bachillerato con los Planes de Desarrollo y las bases americanas. Una promoción que aún conoció el reparto de leche en polvo americana en la escuela. Y, algunos hasta fuimos detrás de la Banda de la Inclusa, cuando anunciaba toros y se tiraban cohetes.

Son muchas las peñas de antiguos alumnos, ya jubiletas, de todo tipo de centros. Invitamos a todas a que hagan su Orla de Generación Bachillera. Y lo celebren.