Después de unas largas semanas con el Mar Menor a cuestas sobre las espaldas de todos los murcianos de bien, la nueva presidenta de ADIF viene a Murcia a participar en la Comisión Técnica de la Sociedad Murcia Alta Velocidad. Comisión Técnica, que no Comisión de Participación, y por lo tanto vedada a toda elemento social de esta maltratada y maltrecha Región y con la visión únicamente pericial de que se suelen investir ingenieros y expertos sabedores de determinado campo de la ingeniería o la comunicación, en este caso ferroviaria. A pesar de lo cual alguien la ha convencido de que no debía dejar de hablar con los alcaldes de la zona de la línea de Cercanías Murcia-Lorca-Águilas, cuya supresión por un lustro está en el aire por mor de la construcción del Corredor Mediterráneo hacia Andalucía, que según ella exige la supresión de los servicios ferroviarios, en contra de lo que ha ocurrido en otras latitudes en circunstancias semejantes, que ha sido y es la compatibilidad de obras y circulación de trenes, con las afecciones imprescindibles y asumibles por todas las partes.

En las primeras informaciones la señora Domínguez ha confirmado el corte total de la línea Murcia-Lorca-Águilas y parcial entre Chinchilla y Murcia al menos durante tres años. Ha confirmado que el AVE a Murcia llegará en el segundo semestre de 2022 y ha matizado que «en todo momento se mantendrá operativa la línea con Chinchilla y Murcia Mercancías». La supresión del servicio ferroviario afectará a los Cercanías Murcia-Lorca-Águilas y a los Intercity Lorca-Barcelona y Madrid-Águilas.

En octubre de este años se cortará el tráfico ferroviario entre Alcantarilla y Águilas y en febrero 2022 entre Murcia-El Carmen y Alcantarilla con transportes alternativos.

La reunión con los alcaldes de la zona, que había levantado ciertas expectativas por parte de la Plataforma del Ferrocarril como gestora de las movilizaciones contra estos cierres desde 30 de junio, ha hecho patente la estrategia de Fomento y Adif de utilizar a su servicio a los alcaldes de su partido, para frenar la movilización social que, a pesar de la pandemia y cuantas dificultades se están cerniendo sobre nuestra región, lleva un trimestre de vida activa en todo el Valle del Guadalentín con una respuesta muy estimable por parte de la ciudadanía.

Desde la marcha de Pedro Saura del ministerio de Fomento, mucho se ha hablado de la pérdida de influencia de Murcia sobre las decisiones del ministerio responsable del ferrocarril. No quisiera herir susceptibilidades ni malear ni viciar negociación alguna. Todos mis respetos para esta nueva embajadora de Fomento en Murcia. Resulta evidente que hoy debía desarrollar una doble función en modo alguno incompatible: técnica en la Comisión y política y humana ante los representantes de los pueblos que se van a ver afectados por sus decisiones, los alcaldes de la zona. Nuestra región hoy y en las circunstancias actuales precisaba la visita de un político más que un técnico, dos caras de esa función que conlleva ser responsable del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias. Porque son decisiones políticas más que técnicas las que han de ser tomadas; como en tantas otras ocasiones es la voluntad política y no la técnica, pericial o ‘superexperta’ la que ha de entrar en acción.

Y la primera visita de una de sus representantes, doña Margarita Domínguez, presidenta del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, no ha dejando patente la dimensión política y por lo tanto negociadora. Nuestra región en estos momentos necesitaba la visita de una representante del Gobierno de España, del ministerio de Fomento, más que de una persona ‘superexperta’ en comunicaciones ferroviarias en coherencia, sin duda, con un perfil profesional brillante que la ha llevado cargos tan técnicos y competentes como directora general de Planificación Estratégica y Proyectos desde 2018. Se ha impuesto la dimensión técnica y pericial frente a la dimensión política, social, humana en la que debe dominar la voluntad política y no la voluntad técnica y pericial.

Pero si pudiera haber alguna razón técnica que justificara la necesidad de cortes puntuales, en ningún caso definitivos, en la línea Murcia-Lorca-Águilas, por más de los tres años de los que la presidenta de Adif habla, qué razón técnica, pericial o estratégica puede esgrimir para suprimir los trenes actuales Murcia-Madrid si la salida y llegada de los mismos puede planificarse desde Murcia-Nonduermas en vez de desde Murcia del Carmen, que mirándonos en el espejo de la capitalidad de Madrid, es semejante o inferior a Madrid-Atoca frente a Madrid-Chamartín.

No hay razón alguna que pueda justificar tal solución, salvo que Fomento ha tomado la decisión política de que los murcianos vayamos acostumbrándonos a ir a Madrid por la nueva ruta de un AVE por latitudes extrañas y ajenas a la Región de Murcia, aunque en tal viaje tengamos que recorrer un 25% más de kilometraje. Ésa y no otra ha sido la voluntad política del ministerio en este momento y, con ello, desmantelar la mísera red ferroviaria Cartagena-Murcia-Chinchilla, obra que fue realidad hace 159 años por el tesón y el empeño de los murcianos de aquel momento que consiguieron desligarse del tren Alicante-Madrid del que tan sólo cuatro años dependieron, aunque sus siglas MZA permanecen en la fachada de la vieja estación Murcia del Carmen.

Con todo respeto, señoraDomínguez, tenemos que decirle que no estamos dispuestos a aceptar sumisamente esa decisión política de su ministerio. ¿Qué relación puede tener tal decisión con las obras del Corredor Mediterráneo hacia Andalucía con emplazamientos y direcciones absolutamente dispares?

Murcia-Nonduermas (la actual Murcia-Cargas con unos ligeros retoques y adaptaciones) debe ser la nueva Estación de Murcia mientras se realizan las obras de la nueva estación en El Carmen y del Proyecto de Soterramiento convenido en 2006, desde Los Dolores a Nonduermas. Y mientras tanto, desde esta nueva estación Murcia-Nonduermas deben seguir saliendo y llegando los actuales trenes con Madrid, Altarias y Alvias. Ninguna otra supresión de circulaciones de trenes tiene fundamento ni técnico ni social ni político; eso sí, exige la voluntad política de llevarlo a cabo. Voluntad política compatible con las razones técnicas que vienen a ser la doble responsabilidad de un cargo como el de la presidencia del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias del Ministerio de Fomento.

Por eso mismo hemos de decirle también al señor Díez de Revenga, consejero de Fomento del Gobierno regional: no, señor Díez de Revenga, no hay que acelerar la llegada del AVE a la Estación del Carmen, que es su sueño quimérico desde 2014. No es esa la solución; la solución es Murcia-Nonduermas, de momento, Estación de Murcia y, a más largo plazo, la consolidación, electrificación y duplicación de la red histórica Cartagena-Cieza-Hellín-Albacete-Madrid, por más que Ramón Luis Valcárcel nos vendiera a intereses extraños un 8 de enero de 2001. Ya llegará el AVE al Carmen, ese AVE que el PP quería traer en superficie partiendo la ciudad sine die, como en Valladolid. Pero eso no lo permitió la ciudadanía de Murcia. Como ahora, esa misma ciudadanía va a decirle a Fomento: ¡No al desmantelamiento del ferrocarril histórico de la Región de Murcia y Sur de Albacete!

Ya tuvimos un primer desmantelamiento inicial, un atentado ferroviario metafórico, pero atentado: la supresión del tren granaíno, el corte del Ferrocarril del Almanzora, desde Almendricos a Baza, el corte del primer Corredor Mediterráneo Algeciras-Porbou, una Nochevieja de 1984 y con un ministro de Fomento del PSOE. Para botón de muestra nos vale, pero ¡nunca más otro desmantelamiento del ferrocarril regional de Murcia!