Si hay alguna letra de canción que se entiende es la de los raperos/as, que transmite a la sociedad su descontento. Alguna de esas letras de canciones raperas dicen así: «¿Cree que la muerte de Alfonsito fue un accidente? Denunciaron que a Sofía la maltrataba. Hay poco peor que convertir a una arpía en princesa». O, «Monseñor Rouco Valera bautizó a sus niñas y ya tiene fantasías pajeras para toda la vida». O, «Guardia Civil disparando o torturando a emigrantes. La policía asesina con toda impunidad». Son algunas de las letras del rapero al que condenaron a dos años y un día de cárcel por reincidente. ¿En qué estaría pensando el legislador/a cuando tipificó esas conductas como delictivas? A quién se le ocurre que esas letras, sean infracciones criminales y no libertad de expresión. Eso es lo que sostienen algunos artistas, periodistas, Amnistía Internacional y juristas, que reprochan la condena del rapero.

Quizás por eso y porque la libertad de expresión es sagrada, sobre todo para Europa, ya está caminando (rápidamente en un principio y ahora ya no sé en qué estado se encuentra) una derogación legislativa para eliminar la cárcel cuando exista un delito de expresión. Esa pena privativa de libertads se va a sustituir por penas disuasorias’, que supongo consistirán en una multa y como ya no exista la reprensión privada, no sé si le impedirán tuitear durante una temporada. Claro que esto es peor que la cárcel, así que no creo que el infractor quiera que se le imponga esa pena. La reforma que llegará con la nueva ley afectará al enaltecimiento del terrorismo, a la humillación de las víctimas, a las injurias a la Corona y a otras instituciones, así como a los delitos contra los sentimientos religiosos. Estarán permitidos los excesos verbales cometidos en el contexto de manifestaciones artísticas, culturales o intelectuales.

Al parecer, los 64 mensajes en Twitter y una canción en YouTube, donde junto a fotos de un grupo terrorista decía que hay que apoyarlos, además de lo anteriormente dicho, es lo que ha conducido, dada su reiteración en estas frases musicales, a la privación de libertad de un ya famoso rapero.

Y ese ingreso en prisión puede que sea la mecha que ha prendido en el Ejecutivo, para que el legislativo modifique el delito de injurias en el Código Penal y deje de castigarse con pena de prisión convirtiéndose en penas disuasorias, para aquellos casos que afecten al orden público (piedras, contenedores y fuegos contra la Policía, por ejemplo) o provoquen una conducta violenta (asalto a las Cortes o a la pacífica convivencia ciudadana, por ejemplo). Como dicho Código es una Ley Orgánica, se precisa una mayoría en el Congreso de 176 escaños.

Con esta reforma legal, estaremos en consonancia con esa Europa que dijo que quemar fotos de un jefe de Estado no es delito, sino libertad de expresión. Tengo curiosidad por ver si la nueva ley nos hará más civilizados y más libres. Y mientras ello no se produzca, dada mi ‘basta’ cultura, solo superable por algún programa televisivo, dejaré de emitir insultos en castellano (ni siquiera en catalán) sino solo en latín, cuando me cabree o componga una canción en prosa o verso. En lugar de ello, procuraré introducir vocablos, rimen o no con el resto de la letra, tales como ‘matula’ (cabeza hueca), ‘spurce’ (asqueroso), ‘fatue’ (tonto) o ‘stulte’ (idiota), aunque me convierta en un ‘bucco’ (bocazas), y así evitaré una condena de cárcel o multa por injurias, dada mi libertad de expresión. E incluso, si ya estuviera en vigor la nueva ley eludiré hasta la imposición de una pena disuasoria.

La democracia en este país, que no es plena, dijo un exvicepresidente y expolítico, gracias a la nueva ley, irá mejorando. Ya no se hablará de delincuente, sino de ‘bucco’.