La dotación de la Región de Murcia con infraestructuras adecuadas, sobre todo las de transporte, es una preocupación recurrente. Las carencias que padecemos y los retrasos que se acumulan para poder corregirlas nos perjudican de una manera muy acentuada.

El Consejo, en lo referente a las carencias de nuestra infraestructura ferroviaria, ha puesto en distintas ocasiones encima de la mesa datos demoledores: carecemos de red electrificada, nuestra red ferroviaria operativa apenas representa el 1,7% de la nacional y el promedio de la dotación ferroviaria murciana representa solamente el 65% de la media nacional, el valor más bajo de la España peninsular.

Uno de los proyectos en los que más esperanzas tenemos depositadas para revertir esta situación es el Corredor Ferroviario Mediterráneo, cuyo trazado previsto atravesará nuestra Región. Sin embargo, al retraso que acumula y a las incógnitas sobre la construcción en doble vía a su paso por la misma, se ha unido un nuevo problema, ya que recientemente se han puesto de manifiesto iniciativas para apoyar un cambio en su trazado. La modificación supondría desviar su recorrido natural para que, partiendo igualmente desde Algeciras, siguiera por Antequera-Córdoba, recalase en Alcázar de San Juan y Albacete hasta La Encina, para llegar a Valencia y de ahí, tal y como está planificado, a Francia. Es decir, esquivar a Murcia, Almería y Alicante.

No es esta una iniciativa que pueda considerarse más ventajosa para el objetivo primordial del proyecto. La interconexión de todos los puertos del arco mediterráneo es un argumento muy poderoso que por sí solo inclina la balanza hacia el diseño original por la costa. Para todos los mercados europeos es sin duda más provechoso que todo el tráfico de mercancías que se realiza por vía marítima, el más importante a nivel mundial, tenga una rápida y natural continuación hacia ellos desde un corredor ferroviario conectado a los puertos.

Es evidente que ese interés general coincide con el de la Región de Murcia. Los déficits en infraestructuras de transporte en nuestra Comunidad son severos y de sobra conocidos y ya los he señalado.

El Pleno del Consejo aprobó hace poco más de un año por unanimidad una declaración de apoyo al trazado original del Corredor Mediterráneo por la costa. En la misma mostraba su preocupación por los retrasos que la infraestructura estaba sufriendo y señalaba que «la continuidad de este corredor ferroviario para mercancías es fundamental para la Región de Murcia y Almería, y en su conjunto para Andalucía y España, al conectar todos los puertos de la fachada mediterránea desde la frontera con Francia hasta Algeciras. El continuo retraso en la realización de las infraestructuras ferroviarias, en particular el corredor mediterráneo de mercancías, ha condicionado y sigue condicionando el desarrollo económico, la creación de empleo, la sostenibilidad y competitividad del tejido productivo y la cohesión social en la Región de Murcia».

En consecuencia, trasladaba «la demanda de que proceda con urgencia a adjudicar y ejecutar las obras precisas para dar continuidad al Corredor Mediterráneo de Mercancías hacia Murcia, Cartagena y Andalucía mediante una doble plataforma».

Considero que no es el momento de replanteamientos de un proyecto que ya está muy estudiado y que acumula retrasos y sí de recordar estas demandas. En ellas creo que coincide la casi totalidad de la sociedad murciana y que no es egoísta, centrada sólo en los intereses de esta Región, sino beneficiosa también para el conjunto de España y de Europa.