Está to pagao' es la frase que algunos pretenden escuchar cuando se sientan a la barra de un bar o en la mesa de un restaurante (Arranco con este símil porque, todo sea dicho de paso, se echa de menos). Pero que ´esté to pagao' significa que alguien se hace cargo de los costes y en este caso la pandemia no puede servir para justificar que sean los y las trabajadoras los que amorticen el coste del Covid 19. Por eso es que los sindicatos mayoritarios, al contrario que la patronal, consideramos que ´ahora sí toca'. Y es hora de reclamar, sencillamente, porque la reforma laboral no dañó solo a las personas trabajadoras.

La aberración legal que planteó la Reforma Laboral supuso, por ejemplo, la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial lo que derivó en una competencia desleal entre empresas del mismo sector premiando el maltrato a las y los trabajadores. Una legislación dañina que en la Región de Murcia ha provocado que numerosos convenios colectivos estén sin firmar entre siete y doce años, por ejemplo, el de hostelería, comercio, hospitales privados, cosechera de uva y fruta, transporte?

Y hablando de esta nuestra comunidad, ¿sabían ustedes que casi 200.000 persona de esta región cobran 950 euros al mes en el mejor de los casos allá donde se abona el SMI? La congelación del Salario Mínimo Interprofesional que pretende llevar a cabo el Gobierno con el beneplácito de la patronal afecta a las personas trabajadoras de la Región de manera muy especial. Sobre todo, porque la media de las pensiones en esta bendita tierra está muy por debajo de la media nacional, concretamente las terceras más bajas de toda España.

El Gobierno central ha incrementado las pensiones más bajas en un 1,8 % y los salarios de los funcionarios en un 0,9% pero condenan a las clases más desfavorecidas y más vulnerables a resignarse a no encontrar una mínima mejora del su poder adquisitivo. Pero ¡ojo! solo aquellas a las que se les aplica el Salario Mínimo Interprofesional les congelamos sus retribuciones en 2021. Estarán conmigo en que la presión económica a la que se está sometiendo a estas familias, que ya es lo suficientemente grande como para que los psicofármacos estén entre los medicamentos más recetados, no puede aguantar más vueltas de tuerca.

Y es que, por mucho que digan los empresarios, las movilizaciones que arrancan el próximo día 11 están más que justificadas en esta región por la situación que viven los trabajadores y trabajadoras. La clase obrera no puede continuar siendo la encargada de pagar la cuenta de cada crisis. La de 2008 supuso una pérdida de poder adquisitivo entre el 10 y el 14%. De nuevo, en esta pandemia se pone sobre la mesa la idea de que no existan los incrementos salariales, de que se suavicen las reivindicaciones en la negociación colectiva. La CROEM asegura que no es un año para pedir incrementos salariales. Y lo dice centrándose en los sectores más golpeados por la pandemia y obviando que hay sectores esenciales que están haciendo su agosto trabajando tanto o más que nunca y que van a beneficiarse de la congelación salarial durante 2021, con el grave perjuicio que esta va a suponer para los trabajadores y trabajadoras más desfavorecidas.

Empresariado y personas trabajadoras no nos ponemos de acuerdo en eso, en si es, o no, el momento. Pero no se vayan a creer ustedes que sindicatos y patronal estamos en una guerra continua como algún que otro partido político que en uno de los momentos más sensibles de nuestra historia reciente se dedican a lanzarse bombas de racimo. No, nosotros nos estamos preocupando del presente y del futuro del tejido laboral. Es por eso que los principales sindicatos de clase y las asociaciones empresariales nos hemos puesto a trabajar y a dialogar (a pesar de nuestros diferentes puntos de vista) para evaluar cómo podemos salir de ésta. Se está trabajando ya en estrategias para ayudar a sectores paralizados o semicerrados por la pandemia como puedan ser el de comercio, hostelería o locales de ocio. Se plantean fórmulas conjuntas para luchar contra el fraude, para exigir infraestructuras, para planteamientos futuros sobre los fondos europeos. Unos planes de consenso (los nuestros sí) que esperamos acepten los diferentes ejecutivos a los que se les plantee.

Estarán conmigo en que la gestión de la crisis está siendo tremenda (término del que últimamente abuso por lo esperpéntico de las situaciones políticas que estamos viviendo). Así que frente al ´está to pagao' ese que se pretende decía mi tío una frase preciosa: «No se me adelante, pero ¡ojo! tampoco se me atrasen» o lo que viene a ser lo mismo, que cada uno pague la parte que por justicia social, moral y económica le corresponde.

Por esto, y porque ´no está to pagao', el 11 de febrero ´sí toca' recuperar poder adquisitivo incrementando el SMI, ´toca' derogar la reforma laboral que desequilibra las relaciones laborales, y ´toca' derogar la reforma laboral de las pensiones que crea inseguridad a los actuales y futuros pensionistas.