Tengo la buena costumbre, eso me parece a mí, de acostarme oyendo las noticias y despertarme oyendo las noticias. Así es que, siguiendo ese hábito, el lunes desayunaba acompañada del sonido de la radio, y Ángel Barceló se hacía eco de una entrevista que le habían hecho, en TeleMadrid, a la presidenta de esa Comunidad, en la que ésta le reprochaba a la entrevistadora que se permitiera cierto tipo de preguntas porque, según ella, los presidentes, en este caso la presidenta, no podían descender a tratar los pequeños datos de las cosas ya que, fue literal, ella no era la responsable de los recursos humanos de la Comunidad. Y todo esto, después de que la periodista intentará, una y otra vez, sin fortuna, por supuesto, que la presidenta de Madrid, que ha reconocido en otras ocasiones que faltan sanitarios en la capital de España, con un cierto tono de acusación al Gobierno central (como si la bajada de inversión en la Sanidad pública madrileña no fuese responsabilidad de su partido, acentuado durante el mandato de Esperanza Aguirre), dijera el número de sanitarios que la Comunidad está dispuesta a contratar.

Oída la información de la radio, acudí al vídeo de TeleMadrid, y créanme que el gesto, las contestaciones, la manera de salir, no salir, del atolladero en la que se encontraba la señora Ayuso, ante las preguntas llenas de sentido común de la periodista es digna de estudio. Sobre todo, viéndola titubear, desde un desconocimiento supino de lo que estaba hablando. Porque no se le estaba sometiendo a un tercer grado, no, se le estaba preguntando por la dotación de personal sanitario del hospital de emergencias de Valdebebas, que se comenzó a construir en mayo, que cuesta más de cincuenta millones de euros, y que la señora presidenta inaugurará esta semana, sin que al parecer conozca cómo funcionará, y si se contratarán profesionales. Y como quiera que, por lo menos, sabe lo que no sabe, pues no soportó que una entrevista preparada para su lucimiento, pusiera al descubierto su ignorancia sobre lo que ella debería de gestionar.

Y les aseguro que las preguntas estuvieron encaminadas, simplemente, a que la presidenta facilitara información sobre dichas contrataciones, pero que si quieres. Díaz Ayuso, quizás porque no sabe ni de eso, ni de otras cosas, ofreció un penoso espectáculo de titubeo, de absoluto desconocimiento sobre lo que pretendía informar, con naderías como: «Estamos en esa contratación. Habrá un refuerzo que venga desde otros hospitales. Al hospital de Valdebebas no le va a faltar ni material sanitario ni personal».

Vino a decir que se trasladarán profesionales de un hospital a otro, pero no se incrementará el número de sanitarios, cuando ya está comprobado que Madrid está falto de ellos en todos los hospitales públicos. Se desnudará a un santo para vestir a otro, y aunque no lo explicó así, pero se le entendía todo; la periodista (un aplauso a la valentía de Silvia Intchaurrondo, una profesional a la que esperemos no le traiga problemas su deseo de hacer bien su trabajo) continuaba inasequible al desaliento hasta que Ayuso soltó eso de «es un nuevo hospital y es una buena noticia». Asímismo, la señora Ayuso le apuntaba a la periodista lo que ella consideraba que es una buena o mala noticia, y que de eso es de lo que tenían que hablar, y como quiera que la redactora lo que quería es informar, al final le sacó lo de: «A ver, yo no soy la responsable de recursos humanos de la consejería de Sanidad. La presidenta no tiene que entrar al detalle de cómo van a reorganizar los turnos. Eso a mí no me compete. Yo no he de bajar a la letra pequeña. Son preguntas que no se hacen a un presidente autonómico». Le faltó decirle, sobre todo cuando la tele en la que tú trabajas depende de mí. No, no lo dijo, pero se le adivinó. Disimula muy mal esta mujer, y me quedé con la sensación de que esta periodista puede tener problemas.

Confío en equivocarme.