La última Encíclica del Papa Francisco, Fratelli Tutti, es la continuación del giro que supuso Laudato Si' en la Doctrina Social de la Iglesia. Esta última Encíclica puso en el centro de la reflexión social católica el vínculo esencial que nos une a todo lo viviente y desterró para siempre el dualismo inscrito en el cristianismo por el que las realidades creadas eran meros instrumentos al servicio del lucro humano, porque lo importante era la salvación del alma. Esta visión del hombre y del mundo llevó a siglos de desprecio de la vida y de los vínculos que nos unen a ella en todos los niveles, especialmente en el ecológico. El Papa Francisco, uniéndose al pensamiento de San Francisco, reconoce la ecología como el lugar donde nos jugamos nuestro ser como comunidad humana. En Fratelli Tutti va un paso más allá y propone un modelo de relación social universal basado en la fraternidad, núcleo de la propuesta del santo de Asís, y en un modelo político que tiene en ella su asiento fundamental.

Una política fraterna parece un oxímoron, sin embargo, desde la lectura del pasaje del buen samaritano, Francisco consigue situar la fraternidad como el elemento clave de una verdadera política humana. La política debe ser el instrumento para crear un mundo de hermanos y hermanas donde el ser humano es considerado tanto desde la categoría de persona como desde la categoría de pueblo. Estas dos categorías, unidas, permiten superar el paradigma liberal que impone la visión individualista y hedonista del ser humano y aplica una política basada en el egoísmo social. Se trata de construir un mundo verdaderamente humano sobre los escombros que el neoliberalismo va dejando a su paso. Es el mismo proyecto de Francisco de Asís en el siglo XII: sobre los escombros de un mundo radicalmente injusto, construir una realidad de hermandad universal con base en la pobreza y la renuncia a la violencia. San Francisco puso el fundamento para la reconstrucción de un mundo que llegaba a su fin, pero desde la perspectiva del Evangelio; Francisco hace lo propio para el mundo que se avecina.

El proyecto de este papado para la Iglesia y para el mundo se entronca en la línea que va desde Jesús hasta Francisco y llega a nuestros días de la mano de toda persona de buena voluntad que pretende construir un mundo nuevo desde los valores de la solidaridad, la justicia y la misericordia social. Este proyecto debería determinar el ser y el hacer de la Iglesia universal y de las iglesias particulares, así como de los grupos católicos que ha elegido una vida consagrada al Evangelio del amor y la pobreza. Es un proyecto hermoso para dedicar una vida marcada por la utopía, un proyecto personal y social del que debemos dar cuenta los católicos. Fratelli Tutti es la apuesta del Papa por este proyecto. De momento, la respuesta de muchos en la Iglesia es el silencio.