El jueves, el mismo día que el consejero de Sanidad, demandaba civismo y solidaridad contra el Covid-19, el día en que solicitaba disciplina social, circulaba a toda velocidad por las redes sociales un acta de la comisión mixta formada por diez miembros de las consejerías de Salud y Educación. El documento respondía a una petición de las asociaciones de padres de algunos centros de la Región, tres de ellos de Cartagena, donde está establecida la jornada partida de mañana y tarde. Los colectivos solicitan que se imponga de forma temporal y excepcional la jornada continua durante la pandemia, por razones exclusivamente sanitarias, para evitar que quienes lleven y recojan a los niños del colegio tengan que hacer cuatro desplazamientos al día.

Nos piden disciplina social, nos exigen distanciamiento, nos aconsejan el teletrabajo y reducir al máximo nuestras salidas y desplazamientos, limitan las reuniones a un máximo de seis personas, nos multan si no llevamos las mascarillas, nos atiborran a gel hidroalcohólico y a desinfectante. Todo eso está muy bien, porque todo lo que sea combatir al coronavirus bienvenido sea para evitar su propagación y el colapso sanitario. Lo sorprendente es que los directores generales, subdirectores generales, coordinadores y jefes de departamentos que integran esa comisión mixta sean incapaces de tomar una decisión sobre la movilidad en los colegios y, lo peor, la dejen en manos de los directores de los centros, que de Educación igual van sobrados, pero de virus y pandemias quizás no tanto y, en cualquier caso, menos que quienes tienen las competencias de la gestión sanitaria. Además, convierten a los directores en diana del arduo y eterno debate entre los padres, porque a unos les interesará una jornada y a los otros la otra.

Pero esto del coronavirus no va de intereses particulares, sino de salud, de vida. Decidan lo que estimen oportuno, lo que consideren menos perjudicial, aún a riesgo de equivocarse. Pero decídanlo ya, que octubre ya está aquí y hay que organizarse. No esquiven el bulto ni se laven las manos. No dejen una responsabilidad tan tremenda en manos del director del colegio. Ya saben, a veces, los cargos son una carga.