¡Qué chulada! A Pontevedra le han otorgado recientemente el Primer Premio de Seguridad Vial Urbana de la Unión Europea. La noticia refleja que el jurado quedó especialmente 'impresionado' por la reducción de las velocidades a 10 y a 30km/h y la creación de grandes espacios peatonales. Pontevedra es un referente a nivel mundial y eso es el resultado de las políticas puestas en práctica por, entre otros, su alcalde, su jefe de Policía y otros responsables que 'piensan' que la ciudad tiene que ser para las personas y no para tanto y tanto chisme metálico que inunda nuestras calles y que deteriora, sin que nos paremos a 'pensar' nuestra calidad de vida y de estancia en la vía pública. En Pontevedra el 80 % de las escolares van andando a sus centros educativos. ¡Qué envidia sana! Una ciudad y un municipio verdaderamente para la gente.

Mientras tanto, en Cartagena, y seguramente en tantas otras ciudades y municipios de esta Región, se castiga a quienes quieren desplazarse, sin contaminar el aire que respiran sus conciudadanas y conciudadanos, a quienes se desplazan caminando o en bicicleta. No hacía falta el coronavirus para 'entender' que el aire es el alimento más importante para las personas (si no comemos durante un día no morimos, pero, ¿y si intentamos dejar de respirar durante diez minutos?). Pero hay demasiada miopía política que no ve la necesidad de cuidar de ese bien tan preciado. En Cartagena, en los últimos años, los responsables de la Seguridad Vial (tanto políticos como técnicos) no han sabido hacer otra cosa que quitar pasos de cebra para proteger a los peatones; nos recuerda a aquel iluminado Bush que decía que «para evitar los incendios había que talar los árboles». Barbaridades. Mientras tanto, los contenedores de basura están delante de los pasos de peatones dificultando la visibilidad y aumentando el riesgo de atropellos de forma considerable. Mientras los documentos técnicos, véase «Manual de movilidad peatonal, Caminar en la ciudad», del Colegio de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, indican que para potenciar el modo andar la distancia entre pasos de peatones debe de estar entre 50 y 80 metros, en nuestras ciudades y municipios hay pasos de cebra que distan 300 metros y más. El gobierno local aprobó en 2018 la Ordenanza Reguladora para la Accesibilidad Universal del Municipio de Cartagena que dice, en su artículo 11: «La distancia máxima entre pasos de peatones en calles de zonas urbanas será de 100 metros, integrándose preferentemente en las intersecciones», eso es, pensando en las personas más vulnerables, pero se queda solo en el papel.

Un ejemplo confirmatorio: dos años después de la aprobación, en la Alameda de San Antón (una vía muy importante de la ciudad, pero, atención, no solo para los coches) entre los pasos de peatones de la intersección con la avenida Reina Victoria y la intersección con la calle Trafalgar la distancia es de 300 metros, y eso es así porque en ese trayecto han quitado cuatro pasos para los viandantes. Es necesario democratizar el espacio común, no es justo que en las vías públicas el 70% de la calle sea para los vehículos contaminantes y devoradores de espacio y el 30% sea para quienes se desplazan de manera respetuosa con el Medio Ambiente Urbano y además nos quiten los pasos de peatones. Queremos participar y necesitamos que quienes diseñan nuestras calles 'piensen' de otra manera el espacio público de todos; que sea más igualitario, que esté 'pensado' para la infancia, para nuestros mayores, con perspectiva de género, para las personas con discapacidad de cualquier tipo, motórica, visual, mental. Necesitamos humanizar y renaturalizar nuestras calles.

La pacificación del tráfico (ciudad 30, 20 y 10) tiene muchos beneficios para la ciudadanía:

  • Protege a la totalidad de la población, todos somos peatones en uno u otro momento.
  • Salva vidas; un coche a 30 km/h solo necesita 13,5 metros de espacio de frenada para parar, mientras que a 50 km/h necesita 28,5 metros, por lo tanto el número de personas que puede alcanzar se duplica sobradamente.
  • En un impacto a 32 km/h solo el 5% de las personas atropelladas mueren, el 30% salen ilesas, mientras que a 50 km/h mueren el 45% y solo el 5% salen ilesas. Moderar la velocidad es un signo de sensibilidad, sobre todo hacía la ciudadanía más vulnerable.
  • Mejora la calidad del medioambiente urbano; reduce la contaminación del aire, reduce la contaminación acústica y no reduce la media de velocidad en ciudad, que está en unos 28,5 km/h.
  • Ante esta situación, en Cartagena se ha puesto en marcha un conjunto muy importante de organizaciones, locales y regionales que cuentan con el apoyo de dos organizaciones nacionales y han impulsado la Iniciativa Cartagena Amable, Ciudad 30. Sus primeras demandas al equipo de gobierno son:
  • Reposición de los pasos de cebra que se han quitado en la ciudad y en los barrios. Y hacer un diseño de la vía pública verdaderamente para las personas.
  • Hacer un número importante de vías de la ciudad 30 km/h e ir ampliándolo hasta el total e incluir a los barrios.
  • Que se cree la Oficina del Peatón y la Bicicleta, que está aprobada por el Pleno del Ayuntamiento desde septiembre de 2016.

Este es solo el inicio.

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