Es curioso observar con qué objetividad, o con qué falta de ella, se valoran determinados proyectos, que por su dimensión y complejidad, no dejan indiferentes a nadie. O son buenos, despiertan todas las simpatías y parece que marchan solos o, desde el primer momento, encuentran todo tipo de obstáculos y objeciones por todas partes, dispuestas a dificultarlos o a impedirlos.

José Luis Mendoza creyó, hace veinticinco años, en un ambicioso proyecto para Murcia: fundar una Universidad privada que se autofinanciara y que no costara ni una peseta, la moneda de entonces, a las arcas públicas, la Universidad Católica de San Antonio. Su proyecto fue valorado positivamente por el ministerio de Educación, que lo consideraba una institución social de interés público. Había que salvar múltiples obstáculos de financiación y de ubicación de la sede. Por razones de simbolismo religioso, probablemente, se eligió el viejo monasterio de los Jerónimos en la Ñora, un edificio monumental, pero que estaba en estado casi ruinoso.

Mendoza es reconocido por ser un hombre piadoso, honrado y buen gestor. Ha puesto en pie una institución que imparte más de medio centenar de titulaciones de grado, con un numero de matriculaciones superior a los 20.000 alumnos, en la que trabajan más de 3.700 personas. Cada año, unos 2.000 alumnos salen de sus aulas preparados para incorporarse al mundo laboral y ser útiles a la sociedad y a ellos mismos. Y todo esto a coste cero. Calculen: una carrera en las Universidades públicas puede costar a la Administración varios miles euros, según las especialidades. Las pagamos a través de los impuestos, como es sabido. La labor de la UCAM no se circunscribe a impartir titulaciones. Patrocina a más de 150 atletas olímpicos, algunos muy conocidos, a un equipo de baloncesto que compite con le élite nacional y europea, otro de fútbol, una orquesta sinfónica y un ballet. Además, por su propio carácter, apoya y financia otras propuestas profesionales y religiosas.

El fiscal pide la cárcel para él y la inhabilitación profesional por varios años. Se le culpa de realizar obras sin licencia entre los años 2011 a 2013, a pesar de la autorización obtenida para realizar nuevos aularios. Mendoza se queja de persecución administrativa. Incluso parece haber pensado en la deslocalización de la sede para llevársela a mejores climas. Algunos recibirían la noticia con satisfacción. Siempre tuvo en contra a una parte del segmento político y también de las universidades públicas. Incluso a los animalistas. Valga como una anécdota reciente que se pidió para él la excomunión por apoyar la escuela taurina de Murcia mediante becas.

En fin, si hubo irregularidades, que se diriman en los tribunales, pero por la vía administrativa, como se ha hecho en casos parecidos, no en el ámbito penal. La ley nos obliga a todos, pero también a quienes la administran.

En estos momentos difíciles estoy contigo. José Luis. Y enhorabuena.