Muchas veces he caminado la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, el corazón del mundo para los indígenas descendientes de los antiguos tayrona que viven en ella. Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad, además de la montaña costera más alta del mundo, los mamos son sus líderes espirituales encargados de cuidarla y de mantener el orden natural del planeta. Este es el mensaje que nos envía uno de ellos:

«La madre está pariendo. Pronto llegará nueva energía y otra forma de pensar a la Tierra. Cómo será depende de nosotros. Ella por años nos ha dicho que está enferma, pero nos hemos hecho los de los oídos sordos. La madre Tierra nos mandó a pensar un rato. Nos ha enviado a la casa de la reflexión. Es nuestro momento de pensar en una propuesta de cambio porque la forma como hemos vivido hasta ahora no ha hecho más que enfermarnos. Todos debemos reflexionar. Así que es tiempo de transformarnos para darle la bienvenida a esa nueva vida. Necesitamos hacer un cambio profundo. En el nuevo mundo el egoísmo debe desaparecer. Todos tenemos que cooperar y dialogar».

«Hay mucho que pensar», asegura también el historiador estadounidense Timothy Snyder, quien añade que «el problema no es solo que la gente se esté muriendo. El problema es que, además, la gente tiene miedo a morir y no sabe cómo resolver este problema». Y sufre también de hambre, desesperanza. Y de tristeza. Qué tiempos tan difíciles y dolorosos estos que estamos viviendo. «No creo que el mundo vaya a cambiar, sería demasiado bello», dice en una entrevista el editor Antoine Gallimard. Yo sigo soñando con ello porque en el mundo hay mucha gente que mueve montañas y merece la pena como ese español vecino de Munich que pagará el alquiler de una familia que vive en Madrid y que no puede hacerlo porque la pandemia les ha golpeado de lleno.

Menos mal que Boris Johnson, después de pasar la enfermedad, parece que ha recapacitado y si antes se atrevía a decir que «lamentablemente muchos perderemos a nuestros seres queridos», ahora afirma que «no hay que ser impacientes a la hora de levantar las restricciones y el confinamiento porque nos enfrentamos a un enemigo muy cabrón». Mucho, y por eso no podemos relajarnos y correr el riesgo de una segunda oleada que traerá más dolor y muerte.

Mientras en España seguimos confinados, veo imágenes de las playas de California hasta arriba de gente y pienso en cómo vamos a salir nosotros de este encierro. Hoy finalmente el Gobierno nos ha prometido presentar el plan de la tan esperada desescalada que hace dos días no era nada inminente porque se estaba trabajando en él 'a medio plazo', pero que de la noche a la mañana se ha convertido en urgente. A ver qué nos espera.

La OMS advierte de que un desconfinamiento precipitado puede tener un 'impacto mayor' aunque «es decisión de los países aceptar o rechazar nuestros consejos», ha dicho su director general, quien ha recordado que pocos países les escucharon cuando el 30 de enero declararon la emergencia global por la Covid-19. «Los que hicieron caso a nuestros consejos están en mejor posición que los países que no lo hicieron», ha aclarado Michael J. Ryan.

Os quiero. Cuidaos.