"Un día vas a querer a alguien como yo te quiero a ti y entonces, entenderás muchas cosas".

Nunca he tenido buena memoria y, sin embargo, he leído tantas veces esta carta que me sé cada palabra, cada silencio, cada frase, cada pausa, cada coma, cada punto, cada suspiro, cada desgarro que provoca en mí y cuándo sucederá; me sé la culpa que me asalta, según avanzo y sé, exactamente, cuándo acudirá el arrepentimiento, el remordimiento y la impotencia.

"Un día conocerás a alguien y te quedarás embelesado mirándola por insignificante que sea lo que salga por su boca", me dices.

"Un día esperarás ansioso su llamada o un mensaje y comprobarás, incansablemente, si acaso te ha llamado y tenías el teléfono silenciado o te ha entrado un whatsapp y, por lo que sea, no lo has escuchado. Preguntarás a tu regreso, si es que, raramente, te atreves a dejar el móvil en otra sala, si te ha llamado alguien. Un día vas a mendigar muestras de amor, de afecto, palabras de cariño.Un día, vas a desear que alguien se muera por besarte y que lo haga sin que tengas que pedírselo", en esta parte del papel se adivina la huella deforme de la humedad de una lágrima y me duele pensar que llorabas mientras me escribías.

"Un día no vas a poder dormir porque esa persona no se despidió de ti y te descubrirás hundiendo tu nariz en su camiseta (esa que le pediste como si fuese la sábana santa), tratando de recordar su olor, buscando en tus dedos la huella de su tacto, relamiéndote los labios rastreando su sabor.

Un día serás tú quien no soportará que ella duerma en otra cama, que sea otro quien caliente tu lado, quien le dé los buenos días o que la despida cuando se va a trabajar. Un día no aguantarás que su cuerpo no forme parte de tu vida cotidiana. Un día, te matará de frío la ausencia de su calor.

Un día será a ti a quien le duela cada palmo que os separe, cada obstáculo que no seáis capaces de salvar.

Un día será a ti a quien le lastime que no se muera por verte, que no te pida una cita, que no te pregunte si reserva ya el hotel. Un día te apretará el corazón su apretada agenda.

Un día vas a querer a alguien como yo te quiero a ti y tal vez, no mantengas tanto la calma, puede que discutas o llores por tonterías porque lo único que quieres es estar a su lado.

Un día, quizá, ames tanto a alguien, anheles tanto una vida junto a esa persona que lo estés deseando y, a la vez, te mueras de miedo.

Un día vas a querer a alguien como yo te quiero a ti y ocupará cada espacio de tu cabeza, de tu corazón, de tu piel.

Un día vas a querer a alguien así, de este modo en que yo te quiero a ti y te dirá que estás obsesionado, que tienes demasiado tiempo para pensar o que parece que te aburres o algo y le reirás la gracia y te morirás por dentro porque ella no siente lo mismo que tú.

Un día sentirás que alguien es demasiado para ti y tendrás un miedo irrefrenable a perderla y te reprochará tu inseguridad y se sentirá agraviada y tú pequeñito. Y quizá un día, por todas y cada una de esas cosas, la pierdas; quizá la dejes cansado y agobiado por sus miedos o tal vez te deje ella a ti por el miedo de perderte, fíjate qué contradicciones. Ese día, amado mío, te vas a acordar de mí."

Releo hoy esta carta, hoy que soy consciente de que he encontrado a esa persona. Hoy que he descubierto que amo a alguien como tú me querías a mí: con esa fe ciega, con esa intensidad, con esa asfixia, con esa urgencia.

Me duele cada palabra que hay sobre este papel. Me duele y sonrío con la boca torcida por lo puta que es la vida. Suelto un sonido impronunciable y cansado por lo sarcástico de la situación.

¡Qué curiosa es la vida! ¿Verdad? Es curioso que hoy me dé cuenta de que amo a alguien como tú me querías a mí y que ese alguien me escribió esta carta hace ya demasiado tiempo.