En los últimos tiempos Vox ha pedido una lista con todas las personas que trabajan por el feminismo en Andalucía, Madrid, Valencia, Asturias... Ellos dicen que esas listas son solo de carácter informativo, que es por gusto de tenerlas; un hobby, vamos. Y si es para dejarlas guardadas en su vitrina de coleccionistas, vale. De hecho, hasta yo les puedo echar una mano, que veo que tampoco esto de hacer una lista se les da muy bien.

Según el diccionario de la RAE, la voz ‘Feminismo’ significa: «1. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Y 2. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo». Vaya, va a resultar que hasta en el diccionario se ha infiltrado el lobby progre. Ya ni de la lengua española se puede uno fiar. Así que vamos a apuntar en nuestra lista a todos los miembros de la Real Academia de la Lengua, de la A a la Z, que al fin y al cabo la mayoría son escritores e intelectuales, y esa gente ya se sabe.

Porque hay que acabar con el adoctrinamiento en los colegios, señora. Pero cuidao, que lo que hacen los centros concertados, por ejemplo del Opus Dei, que con fondos públicos ofrecen una educación segregada para niños y niñas, eso no es adoctrinar. Adoctrinar debe ser el artículo 1. I de la LOMCE, que en sus Principios no solo habla de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres sino que recoge explícitamente la prevención de la violencia de género.

De modo que el profesorado que habla de violencia de género en sus centros educativos son solo responsables civiles subsidiarios, que no digo yo que haya que sacarlos de la lista; es sabido que la mayoría de profesores y en general funcionarios públicos: médicos, bomberos o guardiaciviles son también del lobby progre, pero por encima de todos ellos deberían ir los responsables directos de esa ley de adoctrinamiento, a saber: José Ignacio Wert y su jefe Mariano Rajoy, de pronto promotores de la ideología de género.

Claro que tampoco ellos son los únicos responsables. Esto viene de atrás. Está ya en el artículo 14 de la Constitución Española. Así que habría que añadir a la lista a los padres de nuestra Constitución: Peces-Barba y Jordi Solé Turá, que eran unos rojos, sí, aunque con ellos también habría que meter a Gabriel Cisneros y Manuel Fraga, probablemente agentes dobles con un pie en la dictadura franquista y otro en la dictadura progre.

Suma y sigue. Porque antes incluso el temita estaba ya en el artículo 2 de los Derechos Humanos. Aunque ya se sabe, eso de los Derechos Humanos fue una imposición de progres, comunistas y elegetebeís, con la excusa de la Segunda Guerra Mundial; nada, una minucia que pasó en Europa porque un pequeño partido político xenófobo y racista reinventó los medios de propaganda electoral y acabó ganando las elecciones en Alemania. Total: que habría que meter también en la lista a los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, empezando por Eleanor Roosvelt y...

Podría seguir, pero la columna se me acaba y la conclusión es clara.

Otros coleccionan sellos o monedas, a Santiago Abascal y Ortega Smith & Wesson lo que les gusta es coleccionar nombres y listas. Y no pasa nada, es verdad. Hasta que pasa. Porque si un día, por lo que sea, sacan su colección de la vitrina, resulta que los sellos sirven para enviar cartas y las monedas para pagar, pero las listas, por mucho que crezcan al principio, suelen hacerse al final para ir tachando.