Lo de 'echar al PP', en la Región de Murcia se está poniendo crudo. Y eso que el partido en el poder sangra electoralmente por tres heridas: Cs (digamos, el centro); Vox (la derecha-derecha), y Garre (los desafectos del tramo final de la hégira popular). Ni aun así hay modo de apearlo, según la encuesta del CEMOP, que se supone que es la canónica. Tendrá, eso sí, que compartir Gobierno con Cs, pero esto no es novedad, pues lo viene haciendo desde el principio de esta legislatura, ya que el partido naranja ha aprobado sucesivamente los cuatro Presupuestos regionales a cambio de ciertas cesiones no siempre cumplidas en la práctica.

La variante que se anuncia, desde luego sustantiva, es que en la próxima fase el PP gobernará con Cs empotrado en el Gobierno, pero en términos izquierda-derecha la Región no cambia de rumbo, y el timón lo seguirán manejando los populares. Y con todo lo que ha caído: políticas estancadas en agua e infraestructuras, recortes apenas reparados, aportación autonómica al capítulo de la corrupción, inestabilidad política con sucesivos relevos en la dirección del Gobierno... Aun así, el PP sigue siendo el partido más votado y con más escaños en la Asamblea Regional. Y lo más importante, el único en disposición de componer un pacto de Gobierno con una fuerza política ideológicamente afín, Cs.

El lema de la oposición actual (PSOE, Podemos y Cs) ha venido siendo para algunas votaciones importantes en la Asamblea: «23 son más que 22», ya que los populares en solitario no llegan a la mayoría. Según las cifras del CEMOP, dicho lema seguirá vigente, pero a favor del PP, pues éste sumará 23 con Cs. Los naranjas, si quisieran repudiar al PP tendrían que coaligarse con el PSOE (cosa posible), pero también y a la vez con Podemos (cosa imposible). Exactamente como en la actual legislatura. Lo de la marmota, que está de moda.

La encuesta es muy perversa, pues bastaría que concediera un diputado más a los socialistas, o si no a estos a Cs para que fuera posible una alianza de gobierno alternativa a la única posible con los números que arroja: PP-Cs.

Un Gobierno PSOE-Cs no sería el colmo de la izquierda, pero significaría un cambio notable por dejar al PP fuera del poder, que ocupa desde 1995. Pues no. Ni el PSOE dispone de efectivos para calzarse con Cs ni menos para sumar mayoría de izquierdas con Podemos. La izquierda, que consiguió encaramarse en 2015 a un buen racimo de Ayuntamientos, sin embargo sigue estando proscrita para la gobernación autonómica. Algo pasa aquí, pues o bien el PP lo está haciendo muy bien, cosa que la izquierda no admitirá, o la izquierda lo está haciendo muy mal, lo que tampoco hará.

A Cs le es concedida la anhelada condición de bisagra y el acceso seguro al Gobierno, pero desde una posición de descenso respecto a previsiones hegemónicas anteriores, tanto del CEMOP como del CIS. El bipartidismo tradicional se mantiene, si bien corregido, y con el PSOE de segundón, como siempre. Vox se come a Garre y Podemos retrocede. El PP, a pesar de los pesares, sigue bailando en el centro de la pista, aunque en adelante deberá hacerlo en pareja.

¿Cómo era aquello de echar al PP?