Suena bien oír al nuevo delegado del Gobierno decir que el AVE llegará a Murcia soterrado, y no en superficie, como quieren en primera instancia López Miras y algunos de su adláteres. Y que lo hará más pronto que tarde, en 2020, fecha en que estarán finalizadas las obras.

Y suena mucho mejor oír que por fin se apuesta por la recuperación de la línea histórica entre Cartagena y Madrid por Chinchilla y Albacete, lo que permitirá hacer el viaje con trenes híbridos en tres horas desde Murcia. Una opción mucho más atractiva que la del AVE para los murcianos que no vivimos en Murcia capital. Para los miles y miles de murcianos que vivimos en la comarca de Cieza y toda la zona norte de la Región.

A decir verdad, la gestión de las infraestructuras ferroviarias no ha podido ser más nefasta por parte del PP en los últimos años. La claudicación de Valcárcel ante Aznar, en contra de los intereses de los murcianos, al aceptar un AVE que hacía un trayecto un 25% más largo al pasar por Alicante y dejando sin comunicación ferroviaria a localidades como Blanca, Abarán, Cieza o Hellín, es una ´traición´ que hemos pagado y pagaremos muy caro tanto económica como socialmente. Una rendición en toda regla que lamentaremos durante mucho tiempo.

Tiene motivos la Plataforma prosoterramiento, tenemos motivos los murcianos, para celebrar esta victoria de la razón, del sentido común y de la solidaridad vecinal. Decía Camus que fue en España donde su generación aprendió «que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que a veces el coraje no tiene recompensa». Y eso era lo que muchos temían ante la radicalización del PP regional en su apuesta por que llegara el AVE en superficie aunque para ello hubiera que levantar muros segregacionistas y ´militarizar´ la zona.

Afortunadamente no ha sido así. Sí va a haber recompensa. La lucha de los vecinos que llevan treinta años reivindicando el soterramiento y los trescientos días consecutivos de protestas en el entorno de las vías, soportando intimidaciones, detenciones y multas, ha dado sus frutos. No habrá catenarias electrificadas en la vía provisional, que solo servirá para mantener el tráfico ferroviario actual. Y el AVE llegará, sí, pero soterrado a ocho metros de profundidad. Tal como determinó, por otra parte, la Asamblea Regional, en la que se deposita la voluntad de la ciudadanía.

Después de años y años mintiendo sobre el AVE, manipulando fechas, licitaciones, utilizándolo como propaganda política, prometiendo su llegada una y otra vez, cuando no era para la siguiente primavera era para el subsiguiente verano u otoño o invierno, que para el caso era lo mismo, el PP se ´escandaliza´ ahora de que se retrase unos meses su puesta en funcionamiento para llegue soterrado. ¡Manda huevos!

La convocatoria de López Miras para hoy de una concentración, manifestación, o lo que sea, Por la defensa del AVE es ante todo innecesaria, porque el AVE va a llegar. También resulta, por la instrumentalización que se hace del tema, chocante. Por no utilizar un término más preciso de nuestro acervo lingüístico-dialectal: ´redícula´. Dicho sea con todo el respeto para los que, alguno habrá, vayan de buena fe a este mitin áulico, cortesano y palaciego, donde desfilará toda la parafernalia de cargos remunerados que deben pleitesía al presidente, y en el que no podrá faltar el recauchutado senador, el infumable Bernabé, que pudo prometer y prometió que se comería la uvas en Madrid en el 2015 viajando desde Murcia en el AVE.

Nada tendrá que ver, desde luego, el ambiente versallesco, de cargos uniformados, de esta tarde en el Auditorio Víctor Villegas con la fiesta de anoche de los afectados del ´otro lado de las vías´ celebrando el soterramiento, digna de un cuadro de Brueghel, en la que confraternizaron familias y vecinos con la esperanza de ver su sueño cumplido. Éstos en las vías, en el ruedo de la contienda, arrimándose al toro, como siempre han hecho; los otros desde las gradas, desde la barrera de una fría sala de Auditorio climatizada, lanzando proclamas políticas con tintes electoralistas.

Hace cuatro años, decenas de miles de murcianos se manifestaron por el soterramiento con el actual alcalde a la cabeza. «¡Nosotros por arriba, el tren por abajo!» fue el lema más coreado. Ballesta, que era entonces portavoz del Gobierno regional, justificaba su presencia argumentado que había que estar «más que nunca» junto a la sociedad. Le ha bastado ahora darle la vuelta al argumento para justificar lo contrario: que el tren vaya por arriba y las personas por donde puedan.

Se equivoca López Miras, se equivoca el PP, si creen que le puede reportar algún voto montar una tangana cortesana y palaciega, de políticos en nómina, para que el AVE llegue en superficie, con catenaria incluida, a la estación del Carmen.

Si equivocaría también gravemente el PSOE si en algún momento tuviera la tentación de incumplir la palabra dada. Si por algo se han distinguido estos esforzados vecinos ha sido por (esté el Gobierno que esté) perseverar en una reivindicación que siempre ha sido la misma: el soterramiento de las vías. Y el coraje, a veces, afortunadamente, tiene su recompensa. Han tenido razón y no van a salir derrotados.