«Cualquiera que haya perdido el tiempo mirando cuáles son las noticias más leídas de las web de los grandes diarios sabe que el interés del público tiene que ver con chismes y famosos y dietas y exotismos y algún crimen. Basura, muchas veces gentileza del famoso círculo: te doy basura, te entreno en la lectura de basura, te acostumbro a la basura, me pides más basura, te la doy. Por eso parece claro que habría que hacer periodismo contra la demanda más primaria del público: contra el público. Que el periodismo no es solo contar las cosas que algunos no quieren que se sepan. Que periodismo es, cada vez más, contar las cosas que muchos no quieren saber. Porque creen que no les interesa. Porque no se pusieron a pensar en ellas. Porque nadie se las contó bien». «Es una pena que la famosa objetividad sea imposible. Todo relato es el relato de alguien: toda descripción de cualquier situación es el recorte que hace quien describe. No porque sea malvado, malintencionado; no porque quiera engañar a la audiencia, sino porque no hay otra forma: porque quien cuenta no puede contar 'todo' y elige lo que cuenta». «Si no creamos mejores lectores no podemos ser periodistas mejores. Por eso hay que darles algo diferente: diferente, antes que nada, de lo que piden. Desafiar a los lectores supone desafiarnos a ser capaces de hacer algo que no sea la papilla de siempre, la que se puede justificar con el runrún de que ´esto es lo que me piden, esto es lo que quieren´». «Una sociedad no puede existir sin información, sin intercambio de opiniones. Ninguna sociedad puede existir sin periodistas. Nuestra profesión tiene una responsabilidad social extraordinaria». «Decidirse a escribir con más audacia, más gracia, más instrumentos narrativos será un intento de supervivencia de los medios».