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Qué mala suerte

Toda la mañana en el despacho trabajando, y cuando sales a almorzar suena el teléfono. ¿Quién creería que sólo has salido esos diez minutos? O esos días de gripazo sin poder salir de casa y te sorprenden de camino al médico. ¿Cómo explicarle al compañero de curro que te pilla precisamente yendo a por la baja? O esa Comunidad Autónoma en la que nunca llueve y justo cuando la Vuelta Ciclista recorre tu región en una etapa, no para de llover. ¿Cómo explicarle a España entera que aquí las ranas van con cantimplora? Qué mala suerte. Esperemos que al menos las cuatro gotas hayan servido para aliviar el campo.

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