Por qué nos cuesta tanto cambiar? Cuando pasamos demasiado tiempo haciendo o viviendo algo monótono en nuestra vida profesional o personal, aún sabiendo que no es lo que deseamos o lo que más nos gusta, existen creencias -y sobre todo miedos- que no nos permiten movernos con la celeridad que deberíamos para solventar una situación de bloqueo o estancamiento.

Y es que la palabra ´cambio´ es casi tabú para ciertas personas, aquellas para las que se supone que tienes que tener las ideas fijas y morir con ellas. En una vida como la nuestra, y hoy más, que va todo a mil por hora, si no cambias y te quedas quieto te internas en una situación de paralización que puede llevarte a pasarlo muy mal.

Nuestra zona de confort se hace tan conocida y habitual que para nada miramos más allá; ni tan siquiera nos asomamos o nos percatamos de que la situación que vivimos actualmente va a cambiar en breve. Los valores cambian a lo largo de una vida, los sentimientos, las ideas, las creencias, los miedos vienen y van€ Nuestra fijación por lo conocido no nos permite vivir nuevos retos.

A menudo nos dicen que debemos aceptar nuestro destino o que soñar despierto es una pérdida de tiempo; eso ya no debe colar. Las personas que te hacen esos comentarios suelen ser aquellas que siguen ancladas en el miedo y en el pasado, frustrados por estar viviendo una vida que se supone que es la que tienen que vivir porque les ha tocado así€

Cuando llega el aprendizaje, enriqueces tus puntos de vista, observas un nuevo mundo y quieres moverte para ampliar miras. Cambiar es desarrollo; aunque a veces el miedo a ´perder´ nos paraliza una vez más.

Creyendo en ti y siendo el protagonista de tu vida, vivirás con tranquilidad los cambios que ocurren cerca de ti, ya que elegirás lo que realmente te hace bien, siendo consciente del ´qué hacer´, del ´cómo hacer´, y, sobre todo, del ´para qué hacer´.

El cambio no es perder lo que tienes, es ampliar y complementar lo que tienes.