Hoy que acabo de ver en la puerta del Ayuntamiento a una persona con tantas narices como días quedan de año, me propongo despedir el mismo como se merece. Ha sido un bisiesto y encima acabado en 6, que es lo más de lo más, después de los que acaban en 2, claro, de la buena suerte. Han tenido por fin su día los nacidos un 29 de febrero, y en su honor me dispongo a destacar los acontecimientos más importantes, a mi juicio, de este moribundo año, y no diré como un ilustre jurista en su día sentenció en un periódico de esta región que entre las tres peores cosas del año que acababa era que las bicicletas circularan por la acera? y el mundo se paralizó.

Este año creo que lo más destacado ha sido el Brexit. Pero no porque los británicos se vayan de la Unión Europea que, verdaderamente, querido, me importa un bledo, pues al fin y al cabo vienen haciendo lo que les sale de su bombín desde siempre, aunque ahora se la cojan con papel de fumar para llevar a cabo esa huida; no porque se vayan, digo, sino por la envidia que me causan, pues salvo para las subvenciones, a las que yo no tengo ningún acceso, la ruina del euro ha sido patente. Buen viaje, queridos hijos de la Gran Bretaña, id abriendo las puertas del Paraíso para los que antes o después acabaremos allí.

En segundo lugar, las muertes, más o menos inesperadas, de Mohamed Alí, David Bowie, éste dos días después de difundir uno de los álbumes más aclamados de su carrera, Prince o Leonard Cohen, han marcado este año bisiesto. Y sucesos alegres también, como el nombramiento de Bob Dylan como Nobel de Literatura, los siempre interesantes Juegos Olímpicos, o la canonización de la madre Teresa de Calcuta, Y no destacaré que la nave espacial Juno haya documentado las lunas, pues si nunca creí que el hombre llegara a ella en el año 1969, tampoco, por coherencia, puedo tragarme esto.

En tercer lugar, de impacto total es que un tipo, Donald Trump, al que desde Occidente, al menos el español, se le ha puesto a parir por machista y xenófobo, resulta que gana las elecciones a la presidencia del país más poderoso de este mundo. Una de dos, o no era cierta esa fama que se le creó, o su contrincante, Hillary Clinton, era tan flojita que resultaba el menos malo de los dos, porque está claro que el pueblo no se equivoca, aunque a veces se trate de forzar su decisión para que gobierne otro partido que no ganó en las elecciones. Incluso a veces hasta sale bien. Por todo ello, nada me extraña el éxito de Pokemon Go, y el disparate de ir cazando 'pokemones' hasta en los semáforos. ¡Qué gana de disfrutar hasta con lo increíblemente absurdo tiene el ser humano!.

Lo perdido al río, y lo acabado al olvido. Por eso lo mejor es que nos propongamos realizar en este año 2017 todo aquello que prometimos hacer en 2016 y aún no lo hemos llevado a cabo. Aunque, como diría Ricardo Arjona, «soy exactamente lo que no mereces, hay un puente hasta Plutón con mis defectos, he cometido el mismo quinientas veces y estoy a cien años luz de ser perfecto», te aseguro 2017 cumplir mis promesas de solidaridad, estresarme menos y amar más.