Estimado Miguel Ángel. Me imagino qué está pasando en estos momentos por tu cabeza. Te conozco desde hace muchos años y sé de la ilusión que tenías, del esfuerzo titánico que has tenido que realizar durante los últimos cuatro años para llegar a los Juegos Olímpicos de Río, con todas esas horas de entrenamientos en solitario por la mota del río y en las concentraciones de Font Romeu y Sierra Nevada con la única compañía del doctor José Antonio Carrillo. No ha podido ser, pero seguro que te levantarás, como hiciste tras la Copa del Mundo de 2012, cuando acabaste en el puesto 42 y tu entrenador te comió la cabeza durante todo el vuelo de vuelta desde China. Y aunque no hayas podido morder el oro, sé que te vas a volver a rearmar, que vas a alzar la mirada y a coger fuerzas, porque como un buen día me dijo un amigo deportista que estaba en un mal momento, la grandeza está en la capacidad de levantarte después de caer. Seguro que lo volverás a hacer, que la historia se va a repetir y que vamos a volver a disfrutar de tus éxitos en poco tiempo. Un abrazo desde Murcia