Desde las constituyentes de 1977 los dos partidos mayoritarios han acumulado en torno a trescientos diputados de los 350 que componen el Congreso. En varias ocasiones se han producido mayorías absolutas por parte de socialistas y populares, pero siempre el primer grupo de la oposición ha superado cómodamente el listón de los cien escaños.

El panorama actual es totalmente distinto: cuatro opciones políticas competirán por unos trescientos representantes y la fuerza ganadora superara escasamente la barrera del centenar. Varios sondeos recogen un grupo cabecero muy apretado entre PP, PSOE y Ciudadanos. Teniendo en cuenta las más de cincuenta circunscripciones electorales el baile de números por los últimos de la fila en cada una de ellas deja abierto un resultando imprevisto.

En esta coyuntura las fechas de la convocatoria y ciertos hechos imprevistos previos hacen que la campaña que se inicia sea atípica. El planteamiento de las fuerzas independentistas catalanas ha ocupado un importante espacio de tiempo el pasado mes más los atentados terroristas de París y las amenazas fundamentalistas. Habitualmente la precampaña se habilita para el análisis y la fiscalización del Gobierno saliente y para que las distintas opciones políticas presenten y debatan los programas electorales. El modelo de Estado, la posibilidad de reformar a Constitución, la corrupción, la situación económica, el paro, la pobreza y la exclusión social; el modelo productivo, la sanidad y la educación son temas abiertos y sometidos a debate en esta ocasión con el pluralismo y el aire fresco que vienen a aportar las dos nuevas fuerzas emergentes rompedoras del bipartidismo tradicional.

Las fechas elegidas por el Gobierno hacen de la campaña un largo puente que enlaza con fechas navideñas, lo que requiere de los ciudadanos un esfuerzo mayor de preocupación por las distintas opciones políticas, lo que en alguna medida podría beneficiar a los populares, que han tenido que gestionar una profunda crisis económica, lo que siempre ocasiona desgastes políticos y se han visto inmersos en un variado repertorio de presuntas corruptelas.

Las autonómicas y municipales del 20M ya mostraron un panorama nuevo y distinto; el 20D puede suponer la confirmación de esos brotes primaverales del pasado mayo.