El Gobierno afirma que estamos viendo la luz al final de este oscuro túnel llamado ´crisis´, pero hay datos que echan por tierra ese optimismo tan triunfalista. Para empezar, el desempleo afecta al 23% de la población activa, y en el caso de los jóvenes asciende hasta el 50%. Cuando el PP llegó al poder se encontró con una tasa de desempleo del 21% y sus políticas de austeridad la elevaron al 26% en 2013. Es cierto que el paro ha descendido en marzo, pero la mayoría del empleo que se ha creado es temporal y los salarios son muy bajos. Además, en España existen grandes barreras para ser autónomo, puesto que se paga una cuota de 260 euros al mes, mientras que en el país galo ésta varía en función de los ingresos obtenidos. Por supuesto, debemos recordar la difícil situación que atraviesan las empresas españolas, dado que la mayoría no son grandes compañías, sino pequeñas y medianas empresas, que representan el 85% de las mercantiles que se ubican en nuestro país. Ante este panorama, nuestros dirigentes no pueden pretender solucionar la crisis con parches, sino con reformas estructurales. El modelo a seguir es Alemania, una economía liberal con fuerte intervención estatal.