La otra noche vi, en La Sexta, a Pablo Iglesias, El Casto, también reconocido por Carpanta, justificando la actitud de nobleza de Monedero, quien, pudiendo haber facturado su trabajito sobre la moneda en un país sudamericano, lo hizo en España. Solo faltaba eso, que no lo hubiera hecho, igual que algunos deportistas y empresarios astutos que se valen de una estratagema legal para burlar el pago a Hacienda. Con la propia doctrina de Podemos, de haberlo hecho, ellos mismos, los de La Tuerka y los secretarios de las asambleas callejeras, deberían haber acusado de golfo y sinvergüenza a Monedero (por utilizar su propio vocabulario). Este santo señor, portador de un impecable ADN democrático e inviolable condición democrática (de eso él está convencido, preso de un irreprimible ataque mitómano), resulta ser un pillo al uso, peor que cientos y miles de quienes componen lo que él llama Casta, y utiliza el artilugio fiscal que le permite pagar al Fisco la mitad de lo que debiera pagar como impuesto sobre el estúpido trabajito hecho a sus amigos demócratas sudamericanos.

Monta una empresa (todo legal, sí) donde sólo hay un trabajador, un socio, un propietario, que es él (¡uno y trino) a fin de rebajar su contribución al bienestar de los españoles (enfermos de Hepatitis C, incluso), del 45% hasta el 25% aproximadamente; o sea que este otro Carpanta, orillando con vista su teoría y, siendo rico, no cumple con esa sutil demagogia que ocupa el discurso de Podemos: ¡Que los ricos paguen más! Y no solo eso, ¿para qué necesita España, un profesor de Facultad „con trabajo asegurado de por vida, como cualquier funcionario„ que se ´despista´ haciendo trabajitos para Gobiernos de sintonía política alejada de nuestra democracia y cercanos al ADN revanchista que porta ese montón de carpantas? Y lo que es todavía peor, sin pedir la autorización administrativa exigida, la misma que de haberse dado en cualquier circunstancia de cualquier político de la Casta, hubieran montado, los carpantas de Podemos, el cirio de la-de-dios-es-cristo en los platós de los distintos canales. En palabras comunes de Iglesias, El Casto: este otro Carpanta (Monedero), sería un golfo, un sinvergüenza, un mangante, un corrupto.

Vaya, los cuartos, dijo el Carpanta mayor, los guarda Monedero, y „parece„ con ellos financia ese programa político televisado que llaman La Tuerka. Tratándose de financiación „yo digo que directa, casi„ a un partido político, puestos a perdonar (siempre perdonar, jamás olvidar) antes perdono lo de Filesa. Al fin y al cabo entre financiar a un partido respetable como lo es el PSOE no tiene tanto delito como contribuir a financiar a ese invento antisistema que es Podemos, para quien todos somos casta, golfos, sinvergüenzas, mangantes y corruptos. Todos menos ellos, incluido Monedero.

Nota. El hambriento Carpanta era un personaje del cómic español, de los tiempos de Don Pantuflo, cuya característica era la voracidad de su apetito, capaz de devorar todo lo que se le ponía por delante.