Hay días que te levantas feliz y otros no tanto. Hay días en los que te apetece un café con leche y otros un vaso de Cola Cao. Hay días en los que te maquillas y otros en los que te lavas la cara y ya. Hay días en los que sonríes y otros en los que no enseñas los dientes. Hay días en los que te subes a unos tacones y otros en los que reconoces tu 1,63 de altura. Hay días en los que tu melena la mueve el viento y otros en los que la ´cola de caballo´ esconde la pereza de lavar el pelo a diario. Hay días en los que hablarías horas por teléfono con cualquier persona y otros en los que matarías por un silencio sepulcral. Hay días en los que escribirías en Facebook esa frase lapidaria o esa verdad inconfesable y otros en los que no hay tiempo para redes sociales. Hay días en los que querrías enamorarte y otros en los que invocas a la soledad. Hay días en los que querrías un amor correspondido y otros en los que no te pueden dar lo que deseas. Hay días en los que ríes con multitud de personas y otros en los que cuentas tus amigos con los dedos de la mano. Hay días en los que escribirías hasta caer rendida y otros en los que no querrías contar ni escribir nada. Hay días.