El cielo no se toma por consenso, se toma por asalto». Esta frase que ha popularizado Pablo Iglesias, porque puede el tío€ no la popularizó él, sino Marx. Y si no fue así exactamente, la recuerdo muy, pero que muy parecida. No me gustan los que parafrasean sin citar al parafraseado, al menos en principio. Es como tomar prestado sin permiso del prestador, como tomarse el derecho de uso sobre algo que no es suyo, no sé€ Pero es que, encima, yo creo que el citar a don Karl tiene la virtud de espantar a la caballería rusticana, es como regalarle perdigones a los que nos tiran a dar. Incluso si quiso agradar a sus neoavanzados aplaudidores, echó mano de un recurso trufado de naftalina caducada que ya suena a coco desdentado. Enternece pensar que aún hay jóvenes reencarnados de los sesenta. Poca historia deben saber y mucha histeria deben tener.

No obstante, hace su papel, y hace lo que sabe, lo más dignamente que sabe. Debe tener muy claro Pablico que se ha metido en el pelotón de cabeza gracias al rebufo de los de delante. No tiene que olvidar que es depositario del rebote nacional. Y que el soufflé tanto puede subir de golpe como bajar de golpe también. Por lo que debe administrar con sabiduría, tacto, perspicacia y delicadeza lo que le han concedido los hados del cabreo nacional graciosamente, porque la más mínima metedura de puñonalto y se ve otra vez solo con sus cuatro marxistoides desfasados jaleándole, ya que la inmensísima mayoría de los que le han votado no son de tal cuerda ni de lejos, y solo lo han hecho porque un día se le escurrió de la coleta lo que todos los españoles estábamos esperando oír por parte de alguien.

Últimamente, creo apreciar que ha corregido un tanto su arrebatado discurso, y que es un poco más prudente, y que algunas de sus iluminadas propuestas se han apeado de la briosa jaca, sin duda porque se ha dado cuenta de la inoportunidad e imposibilidad manifiestas de llevarlas a cabo sin que el mundo se descojone de risa. Pero eso casi que son cosas normales. En los novatos, la ideología suele darse de leches con el idealismo. Luego, cuando se crece, y se madura, eso se pasa, y el pragmatismo acaba por imponerse. A veces, incluso demasiado para mi gusto. No obstante, considero muy bueno que los partidos corrompidos por el poder y el cinismo prepotente sientan la inseguridad del aliento fresco en sus cogotes de lagartos. No es nada malo. Qué va€

Pero tiene el peligro de la indefinición. No basta con decir que hay que desfenestrar a la casta, y clamar contra ella. Hay que explicar sosegadamente lo que hay que hacer, cómo y cuándo, a fin de ir poniendo los fundamentos políticos legales y sociales para regenerar lo viciado y que la casposa casta no vuelva a aparecer nunca jamás. Hay que decir con claridad meridiana de qué forma controlar los abusos y de qué manera mejorar la democracia. Qué mecanismos hacen falta desarrollar para que la vida pública sea la que marque la vida política, y no al revés. Cómo hacer para que el político dependa y sirva del y al ciudadano, y no al contrario€

Tienen que explicar de forma seria, clara y serena una reforma de la Ley de Partidos y de su financiación. Decir en qué van a consistir los cambios necesarios en la Ley Electoral. Si proponen modificar la Constitución, exactamente en qué, porqué y para qué. Han de matizar muy clarito esa confusa y revoluta filosofía asamblearia y cómo organizarla institucionalmente desde las propias administraciones locales, que es su órden básica natural, hasta llegar al estado. En suma, han de demostrar que van en serio, siendo serios.

Yo creo que lo peor que le puede pasar a Podemos y a los españoles es que ganen. Deben quedarse un tiempo en la trastienda, observar, aprender, madurar, organizarse y clarificarse ellos mismos, y designar objetivos concretos, plausibles, asequibles y realizables, y el modo de lograrlo. Y explicarnos, explicarnos muy bien explicado, y explicarse entre ellos mismos. Les hace falta. Nos hace falta a todos. Mucha falta€

Porque ya nos hemos cansado de confiar en gente que, prometen y hablan mucho, pero solo abusan, se forran y nos toman el pelo.