Curiosa guerra, la que se libra frente al Estado Islámico. Recuerda a la de Vietnam en que el enemigo se mueve en una geografía que cambia, y se adapta como un virus mutante, lo que dificulta el trabajo de efectivos pensados para luchar contra un contrario cierto y en un sitio. Un Estado que está y no está, he ahí la paradoja semántica, ante la que un estratega clásico se queda boquiabierto. ¿Llegaremos a ver a Occidente y su portaaviones Israel aliados con Turquía, Irak, Irán y Arabia Saudí, para luchar contra el nuevo virus EI? ¿se puede bombardear a los enemigos del sirio Al-Assad sin ayudar a éste? Francisco hablaba de una guerra mundial ´por partes´, pero el gran cambio es el de una guerra mundial sin partes fijas, y encima sin cara. Todo se mueve demasiado deprisa, ¡qué tiempos aquellos, antes de la última mutación, en los que el mal tenía al menos el rostro de Bin Laden!