Sí, lo reconozco, soy fan incondicional de Malfalda, esa niña rebelde, justiciera, azote de injusticias y corruptelas desde su pequeño púlpito, que hace preguntas imposibles que desconcertarían a cualquier padre y, ante todo y sobre todo, amiga de sus amigos, esa pandilla incalificable en la que caben todo tipo de personalidades y formas de ver la vida. El lunes se cumplieron 50 años desde que el personaje más querido de muchas generaciones de españoles e hispanohablantes, en general, viera por primera vez la luz, aquel 29 de septiembre de 1964. Sus historias, sin embargo, pese al tiempo transcurrido, no tienen fecha de caducidad porque, desgraciadamente, las injusticias, las guerras y los atentados contra los derechos humanos contra los que Mafalda clama desde hace medio siglo siguen tan de actualidad como cuando nació este personaje de la mano del genial (genial, genial..) Quino. Por eso es urgente, como dice Mafalda, darnos prisa en cambiar el mundo, antes de que el mundo nos cambie a nosotros.