El artículo de actualidad, en la mayoría de las ocasiones, nos obliga a la crítica, al análisis no siempre cómodo sobre las cosas que ocurren a nuestro alrededor y aunque parezca que nos regodeamos en lo desagradable de las cosas, no es cierto, nos gustaría tener más oportunidades para alabar lo bueno que nos rodea.

También constatamos que los que nos dedicamos al periodismo sentimos un cierto pudor para hablar y ensalzar los logros de los que comparten con nosotros las páginas de los periódicos o los medios audiovisuales, porque huimos de que alguien pueda pensar que lo hacemos por un acusado sentido corporativista, de grupo, de tribu, que nos lleva a la defensa de todo lo nuestro, pero hoy quiero obviar ese miramiento para hacerles partícipes de algo que me produce felicidad.

Esta página la comparto, habitualmente, con Josa Fructuoso, vecina y colega en esto del escribir. Y hoy, he de hablar de ella, porque ha dado una gran alegría a las letras murcianas al conseguir el reconocimiento a su labor de escritora con el IX Premio Fundación Arena de Narrativa„anteriormente Premio Terence Moix„por su primera novela, Perros de Verano. Una obra que será presentada cuando haya sido publicada por la editorial Egales.

El jurado que ha concedido este premio resalta de esta novela «su excepcional calidad literaria», algo que conocíamos o intuíamos porque los escritos de Josa en LA OPINIÓN ya nos muestran su capacidad para eso de juntar palabras.

Ahora se ha adentrado en una historia de amor compleja que se desarrolla en escenarios de París, adonde llega una de las protagonistas, Marina, huyendo de la dictadura de Franco. Allí conocerá a Julia, que convulsionará su vida. Contrapunto de Julia, Lena, aparecerá en el momento preciso para guiar a Marina en un viaje de descubrimiento de sí misma.

Una ficción ubicada en lugares reales donde aparecen personajes que forman parte de nuestra memoria reciente, un relato que bien podría ser la historia de muchas mujeres que vivieron en una España en blanco y negro, prisioneras de una educación que las relegaba a la sumisión.

Perros de Verano es una buena noticia para los que amamos la literatura, porque teniendo en cuenta que las palabras son todo lo que tenemos y que como decía Italo Calvino, «el arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás€», esta novela es un claro ejemplo de que Josa Fructuoso ha comprendido mucho de la vida y ha sabido plasmar todo lo demás.

Perros de Verano es una novela que denota la formación de su autora, profesora de Filosofía y ese caminar que ha tenido por otras tierra „Madrid, Barcelona, París„ que han ido formando su manera de sentir la vida. Su experiencia como autora de relatos cortos y ensayos se nota en la soltura de su narración, en su arquitectura. Nos congratulamos de que LA OPINION cuente con los artículos de Josa, que en muchas ocasiones son auténticos ensayos, y por esto me pareció de justicia dedicarle este espacio porque es gratificante compartir con los demás lo que nos produce satisfacción.

Cuando la literatura se hace con el lenguaje de la sinceridad el resultado es Perros de Verano. Un titulo que, estoy segura, sorprenderá a muchos lectores y lectoras.

Durante un tiempo Josa Fructuoso se dedicó a la política; pues bien, hace unos días, Carmen Alborch declaraba que «escribir es también una forma de hacer política» y la autora de Perros de Verano consigue dos cosas: por encima de todo hace literatura, pero se adentra también en los terrenos de la discriminación y de la lucha por la igualdad.