Los telediarios y los periódicos vienen repletos desde hace ya bastante tiempo de noticias en las que las personas que vemos entrar y salir de los tribunales no son asesinos, ladrones ni violadores. A estos se les ve en las pantallas y en las portadas de vez en cuando y muchos de ellos se cubren el rostro con lo primero que pillan, de modo que resulta imposible reconocerlos. Últimamente, los protagonistas en los juzgados son políticos de traje y corbata, que acuden a declarar como imputados a cara descubiera y que tratan de disimular su agobio ante el tremendo despliegue mediático que se encuentran. Mezclar en la misma noticia a gobernantes y magistrados se ha hecho tan habitual, que me resultó gracioso ver que el presentador de un telediario vespertino tuvo un comprensible lapsus cuando hablaba de la renovación de un futbolista y pronunció «el juez» cuando quería decir «el jugador». La rectificación fue inmediatata y estuvo acompañada de una leve sonrisa por parte del profesional. Y es que, aunque algunos piensen lo contrario, esta situación empieza a ser una condena para todos.