Seguramente Her, ganadora del Oscar al mejor guión, no sea para muchos una película redonda. En síntesis: la historia de amor entre el protagonista y la voz femenina de un programa de ordenador. Quizás se deba, sobre todo, a que le falta el género, en varias acepciones de la palabra. ¿Es un filme de temática existencial, un filme de amor/desamor o un filme futurista? ¿Trata hondamente sobre el género humano o sobre un tertium genus entre el hombre y la máquina? ¿Es una tragedia o una película de humor? ¿Es su guión (soberbio) un ejercicio de literatura o más bien de metaliteratura, o sea, literatura sobre la literatura? Y, en fin, ¿es una fábula o es una metáfora? Ese andar bordeando los límites, sin que la bola caiga a uno u otro lado, podría ser lo que la hiciera grande y honesta. Incluso demasiado grande y honesta para el estómago de la Academia, hecho a sabores conocidos.