Mucho se ha hablado y escrito, en los últimos tiempos, de la fuga de cerebros, pero muy poco o casi nada de los que se van al extranjero, no son científicos, pero tienen la cabeza muy bien amueblada y, por eso, son imprescindibles para el desarrollo de un país que necesita excelentes profesionales en todos los ámbitos de la producción, porque no todo es la ciencia.

Una de las personas que se ha 'fugado' es Leonor Pérez, Leo para sus muchos amigos amigos. Lo que aquí hacemos en simple y llanamente transmitir, todo lo bien que hemos podido, la visión personal suya, ya que puede ser de gran interés para nuestro entorno social, porque expone una situación más que generalizable. Alguien debería poner orden en este país, antes que nos carguemos todo el sistema democrático y aniquilemos las esperanzas de 47 millones de españoles, si no lo hemos logrado todavía.

Leo ha sido concejal socialista en el ayuntamiento de Puerto Lumbreras hasta hace unos meses en que renunció a su acta. La fuerte crisis económica que padecemos está obligando a muchos españoles, como ella, a buscarse la vida fuera de nuestras fronteras.

Su papel como concejal era bien simple: asistir a reuniones del partido y del Ayuntamiento, trasladar quejas de los vecinos y solucionar sus problemas en el municipio, siendo una tarea gratificante y remunerada.

Los socialistas de base, que son miles, se sienten muy decepcionados con los pactos de nuestra cúpula dirigente con el PP; no sólo llevan a cuestas los errores de Zapatero, sino que además no se sienten representados por aquellos a quienes eligieron en el 38 congreso de Sevilla. La desilusión está haciendo mella en la izquierda de verdad, fragmentando simpatías y distribuyendo el voto en partidos como Izquierda Unida y UPyD. No existe una única solución, pero desde luego el inmovilismo y el ir en contra de las bases no traerá más que el desmoronamiento progresivo del Partido Socialista, cuando lo que de verdad necesita nuestro país es un PSOE claramente definido en el proyecto económico y político español, con representantes respaldados por socialistas y respetado por la izquierda española.

Con este panorama, Leo hizo la maleta para dejar su puesto, su casa, su gente y algo de su ignorancia al esperar poder aprender cosas nuevas en su nuevo entorno. Así, llegó a Canadá y descubrió, por ejemplo, que los partidos políticos no dirigen las ciudades. En realidad, cada barrio elige un representante, el cual traslada las peticiones de los vecinos de su barrio hasta un superior elegido por ellos; éste va al Ayuntamiento y tramita sus peticiones. En la gestión municipal no intervienen los partidos políticos y nadie, salvo el alcalde y su equipo, cobran por su trabajo, pero si el alcalde no escucha lo que necesitan sus ciudadanos, lo echan en un 'plis plas' a la calle, con una moción de censura que apoyan los representantes vecinales. Sin duda, un concepto revolucionario para nuestro ámbito municipal, ya no son gobierno y oposición tapándose mutuamente sus vergüenzas.

Todavía recuerda un pleno municipal, el año pasado, que le costó a las arcas del Ayuntamiento más endeudado de Murcia por habitante, Puerto Lumbreras, unos 24.000 euros; era una sesión importante, con al menos cuarenta mociones tipo: «el concejal de Igualdad propone que se inste al Gobierno regional, por tal o cual normativa previamente aprobada por Europa», en su opinión propuestas irrelevantes dirigidas sólo a llenar los bolsillos de los políticos, porque hemos de saber que cada 'comisión' nos cuesta una 'comisión'; ella ganó 1.800 euros que aún no ha cobrado, por tres horas de trabajo.

La vida real es cómo viven los ciudadanos esta crisis, la mala gestión de políticos muy bien pagados, porque el que esté o no en un puesto una persona u otra es por su fidelidad a un partido concreto y no por una elección real del votante, de ahí las listas cerradas y las listas cremallera.

Cuando imagina la España del futuro, se parece un poco más a este sistema. Se imagina a los Ayuntamientos gobernados realmente por sus ciudadanos, desde el barrio más humilde hasta el más desarrollado, nutriéndose de las ideas de las personas que viven en un pueblo o ciudad, y no de un grupito muy reducido de mentes que andan a la pelea de ganar votos cada cuatro años, agradando a vecinos y creando el clientelismo: «Yo gobierno, ergo tú me votas».

En España hace falta, en opinión de Leo, un grupo de hombres y mujeres valientes, que propongan a nuestros políticos, los que están sirviendo actualmente como concejales, diputados regionales, secretarios generales, etc, que elaboren el nuevo modelo municipal desde una perspectiva única, para una verdadera regeneración política y social. Como hacedor de progreso, le corresponde al PSOE ser el motor del cambio de la política y la organización de sus agentes, que son las personas que serán la vanguardia de los pueblos y ciudades, ayudando a la verdadera regeneración de todo el país y de los partidos políticos por extensión.

Un hombre, cualquier hombre, vale más que una bandera, cualquier bandera Eduardo Chillida