Se celebró el día de la Libertad de Prensa y aunque les parezca que en una democracia está garantizada no podemos obviar que vivimos tiempos difíciles, si se quiere convulsos, y ya saben, siempre se dijo que la libertad de prensa para informar es inversamente proporcional a la magnitud de un conflicto; cuanto mayor es la gravedad del momento que una sociedad vive el espacio de maniobra de los medios se estrecha, o intentan estrecharlo.

En definitiva, cuanto mayores sean los conflictos de intereses -políticos, económicos, de influencias- mayor es la dificultad para informar porque, como apuntó el ensayista Noam Chomsky, la elite siempre intenta controlar lo que cree que le pertenece, así es que son tiempos en que los periodistas hemos de agradecer de manera especial la existencia de medios de comunicación como LA OPINIÓN, que respetan los contenidos de sus articulistas porque, gracias a ello, podemos sentirnos libres para tratar de todo aquello -los que querrían silenciarnos nunca podrán comprenderlo- que interesa a los ciudadanos. Ciudadanos que necesitan de voces distintas entre sí para entender la sociedad que les rodea, que precisan de acentos diferentes para distinguir que no se está en un Estado totalitario y sí, por suerte, disfrutamos de una democracia que garantiza el derecho a expresarnos en libertad. Sí, este medio me permite manifestarme con total independencia y es por esto que me siento libre para tratar de aquellos temas que interesan al ciudadano aquí y, pongamos por caso, en Alarcón -por cierto, no dejen de visitar el pueblo y su parador de turismo-, porque solo puede existir verdadera libertad de expresión con periodistas ausentes de miedos y servidumbres.

Solo es posible experimentar la emoción que procura el vivir en democracia desde la ausencia de temor hacia quienes quieren amedrentarnos, asustarnos, algo que siempre intentan los políticos de escaso vuelo. De tan baja cortedad de miras que parece que están siempre preparando elecciones, lo que les impide tener más altas aspiraciones porque, como dejó escrito Churchill, "el político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones". Y Europa entera (España también, Murcia también), al parecer influenciada por las próximas elecciones alemanas, parece estar viviendo un largo proceso electoral y una alarmante falta de líderes. Y cuando una sociedad carece de esa figura se ponen en peligro muchos logros, entre ellos la libertad de expresión que intentan suplantar con innumerables gabinetes de prensa, portavoces y voceros, que luchan por enmascarar la verdad.

A mis alumnos de Comunicación y Documentación de la UMU les alertaba sobre la necesidad de mostrarse muy cautos ante los suministradores de noticias si aspiraban a ser periodistas rigurosos, a la vez que les recomendaba la lectura del gran reportero Nicholas Tomalin, que murió en Israel cuando cubría la guerra del Yom Kippur. Este decía que para ser un buen periodista, entre otras cosas, había que tener tendencia a creer apasionadamente en proyectos sin importancia. Disposición para ser leal a los amigos y no serlo con los otros y, sobre todo, absoluta desconfianza hacia los 'portavoces' y algunos políticos. En definitiva, hacia todos aquellos que prefieren retorcer las palabras antes que revisar sus actuaciones. Sí, son tiempos de reexaminar algunos aspectos de mi profesión para que no se me olvide lo mucho y bueno que tiene y que algunos, algunas, nunca entenderán porque no saben respetar algo tan elemental en democracia como el derecho a discrepar, a escribir libremente.